No falla: si Alan Moore concede una entrevista los titulares están asegurados. El guionista de cómics creador de 'Watchmen, los vigilantes' y 'V de Vendetta' ha hablado con Deadline sobre la película 'The Show', cuyo guion firma, y ha dejado algunas de sus polémicas opiniones sobre el cine de superhéroes.
No es la primera vez que Moore reniega de algo que él ayudó a crear, pues sus cómics 'Watchmen' y 'La broma asesina' ayudaron a empezar a dirigir el género de superhéroes a un público más adulto. De 'Guasón' tiene poco que decir porque, como el resto de películas del género, no la ha visto: "Me han dicho que 'Guasón' no existiría sin ['La broma asesina'], pero tres meses después de escribirla ya estaba renegando de ella, era demasiado violenta... era Batman, por el amor de Dios, es un tipo vestido de murciélago. Cada vez estoy más seguro de que la mejor versión de Batman fue Adam West, que no se lo tomaba demasiado en serio".
De hecho Moore asegura no haber visto "una película de superhéroes desde la primera 'Batman' de Tim Burton" porque "han arruinado el cine, y en cierto aspecto también han arruinado la cultura".
Hay varias razones. Una de ellas es que, opina, "todos esos personajes han sido robados de sus creadores originales, todos". Otra es que se trata de un género que se creó para los niños de principios del siglo XX. "No tengo interés en los superhéroes, fueron una cosa que se inventó a finales de los años 30 para niños, y son perfectos como entretenimiento infantil. Pero si intentas hacerlos para el mundo adulto se convierten en algo grotesco", argumenta el británico.
"Hace varios años dije que veía una señal preocupante en que cientos de miles de adultos hicieran cola para ver a personajes que fueron creados hace 50 años para entretener a niños de 12 años", insiste. "Parecía decir que hay cierta querencia por escapar de las complejidades del mundo moderno, y volver a una infancia nostálgica. Eso parecía peligroso, era infantilizar a la población".
Los superhéroes, Trump y el Brexit
Moore va más allá en su desprecio al cine de superhéroes, y lo relaciona con el devenir político que están teniendo las democracias occidentales en la actualidad. "Podría ser una coincidencia pero en 2016, cuando los estadounidenses eligieron a una figura de porcelana nacionalsocialista y el Reino Unido votó irse de la Unión Europea, seis de las 12 películas más taquilleras eran de superhéroes. No digo que una cosa sea causa de la otra pero creo que son síntomas de lo mismo: una negación de la realidad y una urgencia por soluciones simplistas y sensacionalistas".