En su carrera, Alfred Molina ha conseguido trabajar a las órdenes de Julie Taymor, Paul Thomas Anderson, James Mangold, Bernard Rose o Sam Raimi entre otros; ha participado en blockbusters como 'El código Da Vinci' y 'Prince of Persia'; ha logrado nominaciones al BAFTA, Critic Choice o los Satellite Awards con un drama, 'Una educación'; y por supuesto ha pasado a la historia del cine de superhéroes como el Doctor Octopus, enemigo de Spider-Man. Sin embrago, lo que no pudo conseguir nunca fue la aceptación de su padre.
El actor ha compartido su emotiva historia con Vanity Fair en una entrevista en la que analiza sus papeles más importantes. Luchando por contener las lágrimas, Molina ha explicado como, al rechazar un trabajo bien pagado en un restaurante por perseguir su sueño, su padre le miró "con esa expresión que se reserva para los locos y los casos perdidos".
"Cuando era muy joven, mi padre me consiguió trabajo como camarero en el restaurante donde él trabajaba. Si te digo la verdad, era tan buen camarero que me ofrecieron la posibilidad de hacer un curso de dos semanas para convertirme en gerente. Lo rechacé porque conseguí un trabajo de interpretación. Mi padre me preguntó: «Por este trabajo de actor, ¿cuánto te pagan?». Le dije: 'Me pagan lo que marca el sindicato, es decir, 15 libras a la semana» «¿Cuánto te pagan aquí?» «Unas 30/35 libras a la semana» «Espera un momento, ¿aquí ganas 35 y te vas a trabajar por 15?». Le dije que sí y me miró con esa expresión que se reserva para los locos o los casos perdidos. Me miró como si no me reconociese. Y lo único que pude decirle fue «Papá, es lo que amor», pero él nunca lo entendió. Decepcioné a mi padre. Creo que si hubiese vivido un poco más, con suerte, se habría dado cuenta de que no había sido una pérdida de tiempo".
Una maleta llena de recortes
Tras una larga pausa en la que el actor se muestra claramente emocionado, recuerda que nunca habló realmente de su trabajo con su padre, que nunca le preguntó por sus próximos proyectos y que no fue hasta después de su muerte que descubrió que sí había seguido en la sombra su carrera de actor. Molina intenta ahora no ser igual con sus propios hijos y darles el reconocimiento que merecen:
"Cuando murió, fui a España para el funeral y estuve con su viuda, mi madrastra, y ella sacó una maleta llena de recortes y fotografías y fragmentos de revistas y cartas de personas que le escribieron diciendo que habían visto mis trabajos. Conservó todas estas cosas, pero nunca me habló de ellas.Mi madrastra me dijo: «¿Quieres algo de esto?». No pude soportarlo, dije que no. Siempre intento con mis hijos, con mi hija y mis hijastros... Todo lo que puedes hacer es decirles lo brillante que son. Eso es todo lo que tines hacer".
Molina se encuentra actualmente trabajando en Broadway en la producción de 'Uncle Vanya' junto a Steve Carell y pronto le veremos de vuelta en cines en 'Harold y el lápiz mágico'.