'American Gods' ya lleva tres episodios emitidos, como quien no quiere la cosa, y ha sido renovada por una segunda temporada. La que se presentaba como una de las series del año y digna sucesora de la fiebre que rodea a 'Game of Thrones' cada semana genera una nueva conversación. Pero es lo que tiene estar basada en uno de los libros más queridos de Neil Gaiman y adaptada por la mente que creó 'Hannibal', Bryan Fuller.
En el tercer episodio de la primera temporada, la serie adapta dos de los mejores fragmentos de la novela original: el disimulado "atraco" al banco por parte de Wednesday y Shadow, y la preciosa historia erótica entre un inmigrante del Oriente Medio en Nueva York y un viejo dios árabe que pasa sus días presentes como taxista.
La escena está levantando revuelo en las redes sociales por ser tremendamente explícita, pero Fuller ha explicado a The Hollywood Reporter por qué era tan importante para él tener este momento en la serie. Lo cierto es que Fuller quería mostrar de forma positiva una escena sexual entre dos hombres, además con el origen concreto de Salim y el Djinn, los protagonistas de la historia, que vienen de países "donde la homosexualidad es castigada con la muerte y pueden arrojarte desde un tejado", asegura.
"Lo que queríamos conseguir era que un público que podría no estar acostumbrado a ver a dos hombres teniendo sexo, que lo viera como algo bonito", continúa Fuller. De hecho, por eso cambiaron el momento con respecto al material original: en la novela, Salim solo le hacía una felación al Djinn, mientras que en la serie este besa al mortal, le abraza y le penetra. "Queríamos mostrarle a un niño gay del Oriente Medio que pueda llegar a esta serie que hay gente ahí afuera que no piensa que es una abominación".
Tuvo que ser regrabada
Lo gracioso del asunto es que la escena fue rodada por tres hombres heterosexuales: David Slade, el director, y los actores Omid Abtahi y Mousa Kraish. Y al parecer no tenían ni idea de cómo funciona el sexo entre dos hombres. Cuando Fuller recibió las tomas que habían grabado, su respuesta fue la siguiente: "Vale, a menos que él tenga una polla de 30 centímetros y con forma de bastón de caramelo, y puede follar desde las esquinas, su pene no está entrando dentro del otro. Así que tenéis que volver ahí y ver dónde están los agujeros".
Los dos actores, que se conocían desde hace una década por coincidir en las audiciones y algunos trabajos, tuvieron que resolver sus nervios, meter de nuevo sus partes privadas en unas pequeñas bolsas (los penes que se ven en la escena son digitales) y volver "al ruedo". Y al final consiguieron rodar la que es ya la escena homosexual más explícita y erótica de la televisión estadounidense.
Por cierto, según aseguran a Vulture, a diferencia de la novela, estos personajes volverán a aparecer a lo largo de la temporada en otros momentos.