No, 'Los Guardianes de la Galaxia de Eli Roth' no es el título de una versión del director de 'Hostel' o 'Black Friday' sobre el grupo de superhéroes que James Gunn dirigió para Marvel Studios, como fue el caso del estreno de 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder' tras la de Joss Whedon en el Universo DC. Aunque, por momentos, sí que parece que Eli Roth trabaja con el equipo de Peter Quill como plantilla. Pero no hablemos antes de hora de las similitudes y diferencias entre 'Borderlands' y 'Guardianes de la Galaxia', primero una breve introducción de qué es realmente este proyecto basado en el popular videojuego homónimo.
'Borderlands' es un juego de disparos con un rico lore (palabra utilizada en el mundo de los videojuegos para referirse al conjunto de historias, datos, personajes y elementos que conforman el universo o realidad de un proyecto), pero sin ser como entregas como 'The Last of Us' donde la historia es sagrada entre sus fans, hasta el punto de vigilar con lupa la adaptación televisiva de Max por cualquier cambio que pueda hacer. Esto concede a Roth, que además de dirigir, firma el guion, libertad en la creación de su trama a la vez que puede apoyarse en las ideas que le interesen del material original. Así pues, ambientado en el postapocalíptico mundo de Pandora, un caótico grupo formado por personajes bastante más canallas que los héroes al uso deben dejar sus diferencias de lado y unir fuerzas por el bien de la galaxia.
Estas diferencias provocan situaciones cómicas en mitad del caos y hacen de la dinámica del grupo uno de los puntos fuertes de 'Borderlands'. El constante humor salvaje que predomina en la película a través de las interacciones de personajes se impone a las flaquezas del mismo y, por mucho que estas hagan estragos en el resultado final, convierten 'Borderlands' en una propuesta divertida y amena. Si bien es cierto que una calificación por edades más alta (en España recibe +12) le hubiese sentado mejor para exprimir el humor canalla más allá, Roth lo lleva al límite y no da la sensación de estar conteniéndose especialmente o de ser mucho más infantil de lo que debería en un universo tan sinvergüenza.
La comedia no solo nace de las interacciones entre personajes, también de la de estos con el mundo lleno de posibilidades que los rodea. Desde escenarios extravagantes a criaturas y seres tan cómicos como peligrosos, 'Borderlands' nos introduce en un atractivo universo que despierta el interés del público no familiarizado con el videojuego en conocer más de él. No obstante, a este mundo le perjudica un apartado visual que deja bastante que desear, pues sufre de un acabado no muy convincente del CGI y la pantalla verde, recordándonos en todo momento que estamos ante una realidad digital.
Aunque las comparaciones son odiosas, es inevitable no acordarse de 'Guardianes de la Galaxia' con 'Borderlands', pues los personajes, así como sus roles en el grupo e incluso orígenes, tienen bastante en común. Tiny Tina, una enérgica niña sin pelos en la lengua muy tosca al hablar, obsesionada con las armas y explosivos, con ser especial y que sufre un trauma personal que le causa problemas de confianza; y Krieg, su enorme matón de pocas palabras que hace lo que ella le diga, tan gracioso por su toque infantil como letal a la hora de luchar, recuerdan mucho a Rocket y Groot, tanto individualmente como su relación. Lilith, una cazarrecompensas impasible que quiere evitar los lazos afectivos y solo cumplir la misión es similar a Gamora en cuanto a carácter, aunque comparte con Peter Quill más de un aspecto en el origen. Su constante dureza con Claptrap, un robot que la desespera por, cito las palabras de la máquina, "estar programado para el humor", evocan la dureza del personaje de Zoe Saldaña en Marvel con Drax y su comedia, aunque el tipo de humor entre este último y Claptrap es distinto.
A la similitud entre unos personajes y otros se le suman escenas (ese momento de fuegos artificiales como en 'Guardianes de la Galaxia Vol. 2'), lugares (Mad Moxxi nos espera en una ciudad como Sapiencial) y mensajes sobre la empatía, la familia, los amigos y el honor a través de un caótico, pero entrañable grupo disfuncional en el espacio exterior que animan a continuar con las comparaciones. 'Guardianes de la Galaxia' no inventó todo esto ni mucho menos, pero fuera como fuese, nos acordamos con frecuencia de ellos viendo 'Borderlands', y esto le hace flaco favor al segundo título, que se queda muy lejos de igualarlo en todos los ámbitos.
La mayor diferencia reside en la emoción que transmite un grupo y otro, pues los integrantes de 'Borderlands' divierten, pero no conmueven, mientras que los 'Guardianes de la Galaxia' lograron ambas explorando el interior de sus personajes rotos. Es precisamente cuando Roth busca dar profundidad a su equipo cuando menos funciona, cualquier intento de sacar su lado emotivo se queda en eso, en un mero intento. Sí que reímos con Lilith, Tiny Tina y compañía, pero no llegamos a conectar con ellos.
No establecemos un vínculo fuerte con los protagonistas, pero disfrutamos de su vena cómica gracias en parte a los intérpretes que les dan vida. Destacan la joven Ariana Greenblatt ('Barbie', 'Avengers: Infinity War'), que está divertidísima plasmando la locura que caracteriza a Tiny Tina, Jack Black con su interpretación de voz del robot Claptrap y, para sorpresa de nadie, pues lleva toda su extensa carrera demostrando que no hay papel que se le resista, Cate Blanchett, que aporta dureza a Lilith a la vez que nos deja entrever con pequeños detalles en su actuación que hay bondad en ella.
Estos tres protagonistas son los que más peso tienen en 'Borderlands' y, por suerte para la película, los que mejor funcionan, individual y colectivamente. La dureza de Lilith con Claptrap, así como la cómica forma de tomárselo el robot, la complicidad de Tiny Tina con su grandullón Krieg y las intervenciones puntuales de este antes de entrar a la acción enriquecen en gran medida una experiencia que de no ser por ellos naufragaría. Se imponen a un guion predecible y muy oportuno consigo mismo que no tiene muy claro qué rumbo seguir y que culmina en un tercer acto especialmente inferior a los anteriores, además de a unos personajes de apoyo olvidables como los de Jamie Lee Curtis, Kevin Hart o Édgar Ramírez, que interpreta al villano. Antagonista que ni él ni aquello que lo rodea llega a interesar lo más mínimo.
Decíamos que esto no es un 'Guardianes de la Galaxia de Eli Roth' como puede ser 'La Liga de la Justicia de Zack Snyder', y la analogía nos vale de nuevo para hablar de la dirección de 'Borderlands'. Gustase más o menos, es innegable que la identidad de Snyder está presente en su versión del mítico grupo de DC, pero en 'Borderlands', salvo destellos en un par de secuencias perturbadoras que recuerdan a algunos trabajos de terror de Roth, no se distingue el estilo del cineasta.
Secuencias que beben de aquellos videojuegos en los que uno debe eliminar oleadas de enemigos y con las que, sumadas a frases de los protagonistas que podrían decir cuando los seleccionan para jugar en la consola, escenas de acción con habilidades especiales temporales para los personajes y el salto de un escenario a otro tras superar un desafío como quien pasa pantallas en un videojuego, el cineasta busca rendir homenaje a una industria de la que el cine y la televisión parecen cada vez más interesados en adaptar (recientemente 'Super Mario Bros.: La película', 'Five Nights at Freddy's', 'The Last of Us', 'Fallout'...)