Han pasado tres años desde que Cameron Diaz trabajara en su última película, y parece que no tiene intención de volver. El remake de 'Annie' fue la última vez que pudimos ver a la actriz en la gran pantalla. Una de las estrellas de Hollywood más populares y mejor pagadas, ¿por qué abandonó la industria de un día para otro?
Pues bien, en el evento In Goop Health, presentado por Gwyneth Paltrow, la actriz expresó por qué no tiene intención de volver al cine. "Me di cuenta de que ya no podía decirme a mí misma quién soy realmente. Eso es algo muy difícil de afrontar. Sentía la necesidad de hacer algo por mí."
La actriz de 44 años, protagonista de 'Nuestro vídeo prohibido', 'Loco por Mary' o 'Pandillas de Nueva York', ha querido tomarse un descanso, y es que desde que apareciera allá en 1994 en 'La máscara' junto a Jim Carrey, Diaz no ha parado de viajar, y eso desgasta a cualquiera.
De momento Cameron Diaz no tiene ningún proyecto confirmado para 2017 y 2018, pero suponemos que la podremos llegar a ver, mejor dicho escuchar, en 'Shrek 5', que se estrenará en 2019.
Una vida de casada
Con 41 años la actriz estadounidense contrajo matrimonio con el guitarrista de Good Charlotte, Benji Madden. Según hemos podido conocer gracias a ENews, Cameron Diaz comentó que ahora se dedica a disfrutar su vida de casada.
"Tuve varios novios antes. Y realmente hay una diferencia entre tu marido y tu novio. Tengo un esposo que es mi compañero en la vida y en todo", comenta la actriz, y siguió "lo miro todos los días y me inspira, trabaja muy duro. Me siento afortunada".
Las peores películas de Cameron Diaz
'Annie'
A lo largo de los últimos años de Hollywood, han sido muy pocas las ocasiones en las que se ha visto a un reparto tan sumamente incómodo en su propia película. Poquísimas. Y en 'Annie', remake perpetrado por un Will Gluck que parece destinado a la terrible lista de directores en paro por culpa del estrepitoso fracaso de uno de sus proyectos, todos, absolutamente todos, parecen estar pidiendo ayuda con sus rostros. En el caso de Cameron Diaz, aún más. Perdida en sus números musicales, sirva como ejemplo ese momento 'Little Girls' indescriptible, Diaz no encuentra jamás la manera de salvar un personaje que, siendo honestos, tampoco ofrece muchas opciones. El error, básico, está en haber aceptador formar parte de un engendro de semejantes dimensiones.
'Sex Tape: Algo pasa en la nube'
Cuando lo más divertido de tu última comedia es Rob Lowe, tienes un problema. Y no pequeño. 'Sex Tape: Algo pasa en la nube' se nos vendió como el regreso por la puerta grande de Cameron Diaz. Era su hábitat natural y después de dar vueltas en propuestas de otros géneros que terminaron en naufragio, parecía cuestión de tiempo que la actriz volviera a casa. Además, contaba con la inestimable ayuda de Jason Segel, un tipo con una más que notable vis cómica, capaz de mezclar la ternura con el gag físico más contundente.
Su química funcionaba pero, y aquí vienen los problemas, eso era lo único que se podía salvar del conjunto. Y Rob Lowe. El resto era un montón de chistes fallidos, escenas recicladas de otras comedias, incluida 'Algo pasa con Mary', y un humor blanco que tiraba por tierra la más mínima opción a la saludable gamberrada. Un despropósito.
'Vanilla Sky'
Quizás el remake no es el mejor género para Cameron Diaz, una lección que quedó bien clara con 'Vanilla Sky'. Lástima que no la revisara antes de aceptar 'Annie'. La idea, tan absurda como la 'Psicosis' de Gus Van Sant, era plagiar, prácticamente plano por plano, 'Abre los ojos', la película original de Alejandro Amenábar, una propuesta algo sobrevalorada que, sin embargo, suponía una dosis extra de valentía y riesgo para nuestro cine.
Sin embargo, todas sus virtudes quedaron completamente anuladas por el director Cameron Crowe, incapaz de aportar algo nuevo o interesante a su punto de partida. Y la solución que propuso el reparto, Tom Cruise, Penélope Cruz y Cameron Diaz, fue tirar de presencia para rellenar los huecos. No hubo manera.
'Noche y día'
'Vanilla Sky' salió tan bien que Tom Cruise y Cameron Diaz decidieron repetir la jugada nueve años después con 'Noche y día'. Claro que sí. A priori, esta historia de acción y romance era mucho más apetecible que aquel infame remake de 'Abre los ojos', contando con el carisma de dos superestrellas que, ya por entonces, necesitaban un taquillazo en potencia.
La jugada les salió medianamente bien y la propuesta funcionó a nivel comercial de manera más que aceptable. Pero otra cosa es el resultado artístico, y ahí, 'Noche y día', hacía aguas por todas partes. Se trataba, nada más y nada menos, de una de esas propuestas de entretenimiento en las que dos estrellas hacen el papel de siempre, sobreviviendo a las mismas situaciones de siempre con la misma sonrisa de siempre. Todo rutinario, nada nuevo bajo el sol. Ya nadie la recuerda. Merecido.
'No hay dos sin tres'
Lo más destacado que consiguió Cameron Diaz con 'No hay dos sin tres' fue un premio Razzie a la Peor Actriz del Año. La competencia era dura, con Drew Barrymore presente por 'Juntos y revueltos', Melissa McCarthy por 'Tammy', Charlize Theron por 'Mil maneras de morder el polvo' y Gaia Weiss por 'Hércules: El origen de la leyenda', pero Cameron terminó alzándose con un triunfo en el que pesó, y mucho, su otra propuesta de aquel año 2014 ('Sex Tape: Algo pasa en la nube').
Pero centrémonos en la ¿comedia? de Nick Cassavettes que la convirtió en vencedora. Sumándose a la moda que el género había encontrado en los últimos años gracias a talentos como el de Kristen Wigg o la mencionada McCarthy, Diaz vio camino abierto con una película en la que el humor brillaba por su ausencia, el guión no había por donde cogerlo y, para colmo, todas sus compañeros de reparto ofrecían una interpretación mejor que ella. Cada vez que la recordamos, más justo parece el Razzie.
'Qué esperar cuando estás esperando'
¿Qué puede salir mal cuando decides formar parte de una adaptación del best-seller más popular sobre el embarazo, con más de 20 millones de ejemplares vendidos? Que ni la taquilla funcione. El enésimo descalabro comercial de Cameron Diaz es uno de los más justos de su carrera. Un libro de autoayuda y realización personal trasladado a la gran pantalla sin la más mínima creatividad o intención de hacer algo más que trasladar un mensaje muy evidente apostando todo a un reparto coral. Y Cameron Diaz, Matthew Morrison, Dennis Quaid, Elizabeth Banks, Anna Kendrick, Jennifer Lopez, Rodrigo Santoro y Chris Rock, no parecen la mejor opción para arriesgarlo todo. Así, esta variación de 'Noche de fin de año' con frases de manual y dosis (aún más) extra de azúcar, termina siendo un aburrimiento absoluto, un fiasco mayúsculo. Ni su público objetivo la valoró de manera positiva.
'The Box'
Este thriller se estrenó en 2009. Y, desde entonces, su director, Richard Kelly, no ha vuelto a estrenar una sola película. ¿Coincidencia? No lo creo. Las intenciones son buenas, plantear una historia que, sirviéndose un conflicto puramente moral y ético, se lanza de cabeza al género propio de giros locos e imprevisibles. Sin embargo, Kelly pierde el rumbo por completo y termina hundido en sus propias pretensiones, que no desvelaremos para mantener la intriga de sus nuevos espectadores. Si es que los hay. Tampoco consiguen arreglar el desastre, ni mucho menos, sus protagonistas. Cameron Diaz y James Marsden carecen de química alguna y demuestran que sus únicos recursos a la hora de enfrentarse a sus sufridos personajes se basan, exclusivamente, en poner cara de sorpresa constantemente, sin importar que la escena la requiera o no. Y así es imposible.
'Los ángeles de Charlie: Al límite'
Algunos caímos en la trampa. Llámalo falta de criterio, si te quieres poner con tecnicismos, o adolescencia, si quieres ser honesto. Sea cual sea la causa, insisto, algunos disfrutamos con 'Los ángeles de Charlie' que presentaban a Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu como trío de acción encargado de resucitar a unos personajes que hicieron historia en televisión. Aquella primera entrega arrasó en taquilla a base de coreografías espectaculares, comedia absurda y sensualidad para todos los públicos con algún punto picante. La secuela, claro, no debería haber hecho más que repetir la jugada punto por punto pero, sin embargo, optó por anular todo. TODO. No hay historia alguna, no hay ritmo, no hay diversión, no hay entretenimiento, no hay carisma. Tontería más tontería en una nada absoluta. Y ahí, claro, ya no nos dejamos embaucar.