Quiero casarme con Channing Tatum y que Beyoncé sea nuestra madrina. Y de fondo, mientras cortamos la tarta de boda y todos lloran, una proyección de lo que ha sido -y que me perdone Anne Hathaway y su Miley Cyrus-, la mejor actuación de 'Lip Sync Battle' de la historia. Para el que no esté muy puesto: disfrazarte de algún cantante o personaje de musical y mover los labios como si cantaras. Pero no cantas, solo das volteretas y conquistas el escenario, todo bajo la atenta mirada de LL Cool J y Chrissy Teigen. Lo que llevan haciendo las drag queens medio siglo pero con el toque Hollywood.
Y ayer tocó techo. Contrincantes: el matrimonio Jenna Dewan Tatum y Channing Tatum. El límite: el cielo. Sale Jenna (la protagonista de la 'Supergirl' televisiva) y pone el listón muy alto. No todo el mundo se atrevería a coger las riendas del 'Pony' de Ginuwine y homenajear a a los 'Magic Mike' de su marido en un delirio de acrobacia y striptease. Sexy y llena de humor, parecía un rival imposible de batir.
Queen Bey
Hasta que suenan las primeras notas de 'Run de World (Girls)', el hitazo de Beyoncé -has leído el título y ya no has podido parar de cantar, lo sé- y aparece un caballo de cartón piedra y el mismísimo G.I. Joe - El origen de cobra, el futuro Gambito, Tatum, vestido como la-reina-del-r&b, acariciando el cuello del rocín y luciendo piernas. Bien de contouring, con una peluca como para cubrir a medio batallón de calvos y bam: la magia.
Que fue bailarín se le nota, que sabe reírse de sí mismo se le nota, y que lo último que te esperabas era a la mismísima Beyoncé para hacerle la réplica en su twerking, se te nota en la boca abierta y los aplausos. Vamos, dime que no has ahogado un gritito. Si como la Elsa de 'Frozen: Una aventura congelada', Channing pareció no poder superarse, sustituir los copos de nieve y el satén azul por meneo de cuello y chaleco de plumas lo ha lanzado a lo más alto. Bravo.
