Tom Hardy ha demostrado a lo largo de su carrera que es un grandísimo actor. Es capaz de bordar el papel sin importar las dificultades que presente su personaje, ya sea porque lleve una máscara como Bane en 'Batman: El caballero de la noche asciende', Max en 'Mad Max: Furia en el camino' o el piloto Farrier en 'Dunkerque'. Pero para este último costó más convencerle.
Según ha contado Christopher Nolan, tuvo que suplicarle para que apareciese en la película: "No escribo con actores en mente, pero una vez acabé el guion, solo podía ver a Tom en el papel. Así que le llamé y le supliqué... pero de una manera digna". La última vez que se puso bajo las órdenes de Nolan, Hardy no acabó muy bien.
Pero, al final, mereció la pena suplicar para conseguir ese resultado: "Estuvimos en la cabina durante toda la película. Hay poco más de medio metro alrededor de él. Sabía que le interesaría. Arrinconándole y forzándole a hacer algo diferente sabía que haría algo increíble para llegar a eso".
Michael Caine tampoco se pierde 'Dunkerque'
Desde que apareciese por primera vez en 'Batman inicia', Michael Caine ha aparecido en todas las películas de Nolan. 'Dunkerque' parece que es la primera vez en la que el actor británico falla, pero en realidad es el comandante que da las órdenes a Tom Hardy desde tierra, algo que solo los que la vean en V.O. podrán apreciar.
Los 9 papeles más importantes de Tom Hardy, de peor a mejor
Shinzon ('Star Trek: Némesis')
En su primer papel relevante en una franquicia de prestigio, Hardy se mostró famélico en comparación con la musculatura a la que nos tiene acostumbrados habitualmente. Y con una barbilla falsa para asemejar su físico al del capitán de la nave Enterprise, Patrick Stewart. Con su rol gozó de una considerable presencia en pantalla como el villano de maldad contenida cuyo aspecto se va desmejorando durante la cinta, a medida que desata su odio hacia la raza romulana. El trabajo de Hardy no es nada despreciable, pero una película totalmente anticuada a los ojos actuales no le hace ningún favor al actor británico, que confesó sentirse aterrorizado durante cada día del rodaje.
Bob "el Guapo" ('Rocknrolla')
Haciendo honor a su mote, Hardy explotó el carácter de conquistador descarado con el que Guy Ritchie había bautizado a un personaje un tanto simplón. Tan solo cuatro años después de colaborar con Matthew Vaughn en su ópera prima, 'Crimen organizado', el actor ascendió a las grandes ligas para trabajar con el mentor de aquel, en la que es la última película original de Ritchie hasta el momento. Resulta curioso ver cómo ahora mismo secundarios en 'Rocknrolla' como Hardy o Idris Elba tienen una carrera mucho más prometedora por delante que el protagonista de aquel título, Gerard Butler.
Bane ('El caballero oscuro: La leyenda renace')
Hardy tuvo que soportar la atosigante presión de estar a la altura del incomparable Joker de Heath Ledger, el villano que atormentó a Batman antes que Bane. Mientras que Ledger imprimió la imprevisibilidad de su personaje a la perfección, Hardy no contó con tantas oportunidades para profundizar en las motivaciones de su personaje, que pretendía someter a Gotham y acabar con la vigilancia de Bruce Wayne. A su favor hay que decir que logra plasmar la imponente presencia del antagonista de los cómics, y que en el momento en el que no está enmascarado en un flashback demuestra que con unos segundos ante la cámara puede hacer que nos acordemos de su rostro sin problemas.
Eames ('Origen')
Su primera colaboración con Christopher Nolan nos dejó uno de esos personajes necesarios para despejar los aires pretenciosos que podrían haber hundido a 'Origen'. En cambio, Nolan nos permitía no estar pensando todo el rato en tanta capa de sueños con Eames, el elegante compañero de Leonardo DiCaprio cuya puntería certera, arrogancia constante y tensión con el personaje de Joseph Gordon-Levitt alzaron a Hardy al estatus de estrella emergente, aunque ese adjetivo final ya ha desaparecido con el paso de los años y el afianzamiento de este actor.
Ricki Tarr ('El topo')
En un descanso de la ciencia ficción y la intensa acción, Hardy se sumergió en uno de los thrillers mejor construidos de los últimos años. El reparto plagado de estrellas liderado por un fulgurante Gary Oldman no eclipsó a Hardy, que aprovechó cada momento con su personaje para demostrar que el nombre no lo es todo. Y también dejó claro que estaba más que contento por trabajar -ya van cuatro veces desde entonces- con Oldman, su "héroe".
Max Rockatansky ('Mad Max: Furia en la carretera')
Aunque el título de la película lleve el nombre de su personaje, el recital nos lo ofreció Charlize Theron con Furiosa, pero eso no impidió a Hardy convertirse en el rostro de una renovada franquicia y hacer que nos olvidáramos rápidamente de Mel Gibson. Las casposas tres primeras cintas de 'Mad Max' no soportan la impactante presencia de la cuarta entrega, y parte de la responsabilidad de ello recae en la rabia contenida de un poco expresivo Hardy que carga con lo que haga falta sobre sus hombros.
Ivan Locke ('Locke')
Aunque no recibió tanta atención como sus intervenciones en grandes producciones hollywoodienses, su protagonismo absoluto en 'Locke' es el momento en el que muchos empezaron a considerarle no solo como un talento a tener en cuenta sino como una fuerza de la naturaleza. El viaje en coche de este hombre cuya vida parece ir perdiendo sus cimientos a base de llamadas de teléfono contó únicamente con la presencia física de Hardy, que estableció una prolífica relación con el prominente Steven Knight.
Charles Bronson ('Bronson')
Antes de que 'Drive' pusiera definitivamente en el mapa a Nicolas Winding Refn, el realizador danés había tenido bajo su mando a Tom Hardy en el que es uno de los trabajos más intensos y físicos de su carrera hasta el momento. El aislamiento y la transmutación de Bronson quedan perfectamente interpretados por Hardy, que por muy reducido que sea el decorado es capaz de desplegar todo su abanico de habilidades.
Tommy Conlon ('Warrior')
Puede que no sea la opción evidente para elegir como su gran papel, que seguramente esté al caer, pero su trabajo en la sorprendentemente poco reconocida película de Gavin O'Connor es el más emocional y potente de su carrera. La dupla que compone junto a Joel Edgerton, que es la otra mitad de una fragmentada relación fraternal cuyos caminos colisionan en un campeonato de lucha, logra un impacto dramático en el que que Hardy -el más afectado de los dos hermanos- calibra con maestría los daños colaterales internos y externos de su personaje.