Cuando fui, hace seis años, a la proyección para prensa de 'Frozen: Una aventura congelada', pude ver el tremendo potencial que tenía el último cuento de Disney, pero jamás imaginé que se convertiría en el fenómeno de la magnitud que acabó siendo la película de Jennifer Lee y Chris Buck. Convertirse en la película animada más taquillera de la historia, sumada al calado que tuvo sobre todo en los más pequeños, le aseguró una secuela que acabaría llegando más pronto que tarde. Y aquí estamos, de vuelta en Arendelle.
'Frozen 2' llega cuando por fin se nos ha despegado el 'Suéltalo' para hipnotizarnos con una aventura 'Mucho más allá' de Arendelle. Cualquier artista pop les podrá decir lo complicado que es hacer dos singles masivos seguidos. Pero Lee y Buck, que repiten detrás del proyecto, han sabido encontrar esa otra historia que justifica una segunda parte más allá de volver a llenar las arcas. Y han tenido tiempo de sobra para analizar qué funcionó en 'Frozen' para impulsarlo en la secuela. Por eso 'Frozen 2' se siente igual, pero también es distinta.
Como ya jugaron con los tópicos de los cuentos de hadas y las historias de princesas en la primera, esta vez cambian los castillos por un bosque encantado y los cuatro elementos, el amor por la aventura. Es hora de conocer de dónde vienen los poderes de Elsa, por qué es la única que parece ser capaz de hacer magia. Así, salimos de Arendelle para vivir una aventura que tira más a la épica que al cuento. Ahora que Elsa no teme sus poderes y los utiliza cada vez más, la secuela se impregna de mucha más magia que la primera. No solo del hielo, también del fuego, el aire, la tierra y el agua.
Estéticamente, la película abandona el frío del invierno y se asienta en un otoño plagado de tonalidades. La paleta de colores tan bien utilizada para crear un bosque precioso pero misterioso, para romper con el blanco y azul del hielo, se complementa con un peso mucho mayor de otros elementos naturales como el mar (alucinante el trabajo con las olas y el agua brava, y eso que ya 'Moana: Un mar de aventuras' era una virguería técnica en ese aspecto). 'Frozen 2' crece en escenarios mucho más vivos, haciendo de la naturaleza un personaje más, con su propio carácter entre generoso y hostil. Cada elemento toma la forma de un espíritu para hacerles también parte de la historia. Por ejemplo, el agua es el caballo que se ha visto en los trailers, y que está relacionado con la mitología nórdica. Precisamente una cosa que se nota en 'Frozen 2' es que el equipo tuvo tiempo de visitar el norte de Europa y por ello la película aprovecha más los rasgos de la zona, y sus leyendas. Y el salto técnico en seis años es increíble para que esos escenarios sean una belleza.
Todo el bosque, lo que allí se esconde y los elementos están puestos para poner un nuevo reto a Elsa que le haga crecer. La reina de Arendelle mantiene esa personalidad algo tímida y cautelosa (aunque sigue teniendo maravillosos momentos diva), pero no puede desoír la llamada de algo que podría tener las respuestas a las preguntas que no dejan de perseguirla: ¿de dónde vienen sus poderes? ¿Cuál es su lugar en el mundo? A lo largo de la película la vemos afrontar cada obstáculo con mucha más madurez, fruto de los años que han pasado entre una película y otra, y su tiempo como lideresa. No solo ella, todos los protagonistas son forzados a cambiar, a evolucionar en esta secuela, pero está llevado todo con sumo cuidado para que en ningún momento perdamos de vista a los personajes que nos enamoraron en la primera. Gran decisión, de hecho, no introducir nuevos personajes principales, dejándonos de nuevo solo con Elsa, Anna, Kristoff, Olaf y Sven.
Pero los dos verdaderos pilares de 'Frozen' siguen siendo las dos hermanas. Si Elsa sigue buscando respuestas y una mayor seguridad en sí misma, Anna (Kristen Bell) ha pegado un cambio importante desde el principio. Sigue siendo la alocada que conocíamos, pero esta vez tiene demasiadas cosas en juego que no está dispuesta a perder, lo que la lleva a pensar dos veces muchas de sus decisiones, e incluso a enfrentarse a Elsa si es necesario para salvaguardar la seguridad de su familia. En las dos, pero sobre todo en Anna, vemos que 'Frozen 2' no tiene miedo en volverse más oscura, y aunque siga siendo una película familiar, se siente el peligro, el riesgo y todo lo que está en juego. Y se siente el poder del vínculo que une a las dos hermanas, una de las cosas más especiales que nos ha dado Disney Animation en los últimos años.
Pero padres, no os preocupéis. Los más pequeños seguirán bajo el influjo de 'Frozen' en esta secuela gracias a los maravillosos toques de humor que tiene la película. Gran parte de ellos obra, por supuesto, de Olaf. El muñeco de nieve que camina por esa delgada línea entre lo cuqui y lo extremadamente cargante vuelve a ser utilizado aquí con mucha inteligencia, llevando sus momentos de tontuna al límite pero dándole algunos de los mejores instantes de la película, empezando por esa genial imitación de Elsa jugando al principio de la película. Además, en esta entrega le dan una especie de subtrama en la que parecen haber volcado todas las inseguridades de los adultos y le han convertido en un niño que quiere ser mayor porque los mayores siempre lo tienen todo controlado (¿verdad?). Olaf quiere ganarse también a los adultos de la sala, y le han dado bastante artillería para que, por muy cargante que nos parezca, alguna carcajada nos provoque. Kristoff (Jonathan Groff) es quizás el que tiene la trama más floja, pero lo compensa con la canción más sorprendente de la banda sonora, que también encantará a las madres y padres. Pero hay que destacar que, como ya hicieron con los romances grandilocuentes, con el miedo a uno mismo o con "el único amor que importa", 'Frozen 2' revoluciona de nuevo el arquetipo del protagonista masculino con un Kristoff que ayuda pero que no intenta ser el héroe, y que no tiene ningún problema en cantar sobre sus sentimientos a viva voz y rodeado de renos.
Voces que no dejarás de oír
Hablando de la música, por supuesto que han cuidado cada una de las siete nuevas canciones porque saben que gran parte del éxito de la primera se debió a las composiciones de Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez. Si ya no somos capaces de quitarnos 'Into The Unkown' de la cabeza, Elsa tiene esta vez dos secuelas espirituales del 'Let It Go'. Cada personaje, incluso Kristoff y Anna, tienen su propio tema en solitario para lucirse (y hacerle la competencia a Idina Menzel en intensidad). Todas funcionan estupendamente en la película, y será muy difícil desprenderse de ellas al salir de la sala. La cinta es, de nuevo, tan aventura como musical, pero las canciones no rompen en ningún momento con el ritmo de la película.
'Frozen 2' funciona maravillosamente con ese chute extra de magia y aventura que le han metido. No dejan de pasar cosas y, aunque puede que los adultos veamos venir muchos de los giros, los niños puede que hasta se pierdan con algunas cosas que pasan. La trama está muy relacionada con el pasado de Elsa y Anna y sus padres, y quizás la conexión con ese pasado (y con lo que vimos al inicio de la primera) no es muy sólida, al igual que los momentos finales, aunque muy emotivos, no llegan a tener esa bonita moraleja final que nos regaló la primera 'Frozen'. Pero son las dos únicas grandes pegas que le puedo encontrar a una película que divierte, que emociona, y que deja varias veces con un nudo en la garganta. Sería una buena conclusión para las tramas de todos ellos, pero deja la puerta abierta por si quieren seguir con la historia. No busquéis, eso sí, novio o novia para Elsa porque los directores ya avisaron de que no era esa la historia que querían contar. Ciertamente, Elsa tiene bastante con lo que lidiar para sumarle un romance, aunque hay espacio para el shippeo. Pero va a tocar seguir esperando por una verdadera representación LGTB en la casa del ratón. Al menos 'Frozen 2' sigue apostando por incidir en la lección de no temer al diferente.
Con 'Frozen 2' han sido capaces de tomar los puntos fuertes de la primera y llevarlos más allá, y darnos algunas de las respuestas que pedían sus personajes. Nos regala una maravilla visual llena de momentazos tan espectaculares como la construcción del castillo de hielo de Elsa. Y está más equilibrada para que disfruten pequeños y mayores casi por igual. Salgo de esta siendo muy consciente de que Jennifer Lee y Chris Buck han vuelto a pulsar las teclas correctas para volver a tener un fenómeno entre manos que va a arrasar en cines, en disfraces, en peluches y en juguetes esta Navidad (y unos cuantos meses más). Con 'Frozen' encontraron dos protagonistas con un grandísimo potencial, y una conexión tan especial como la que pueden llegar a compartir dos hermanas, y lo único que han tenido que hacer es confiar en que tenían mucho espacio todavía para evolucionar. Qué maravilla que les hayan encontrado una aventura a la altura, que sea capaz de sorprender, divertir y emocionar, sin olvidarse de dónde viene. Que sea puramente 'Frozen'. Y que sea otra cosa a la vez.
*Quedaos hasta el final de los créditos.
Nota: 8
Lo mejor: La evolución de los personajes. Todo el aspecto del diseño. Las canciones están a la altura.
Lo peor: Tiene giros bastante predecibles. Algunas conexiones con la primera son un poco forzadas.