Cuando entramos a ver una película como 'Kong: La Isla Calavera' o 'Godzilla: Rey de los monstruos' no lo hacemos esperando que vayan a reinventar el arte cinematográfico, pero sí buscamos un entretenimiento espectacular, un par de horas en las que evadirnos de la realidad mientras vemos cómo monstruos gigantes destrozan todo lo que pillan. 'Kong: La isla calavera' acabó supliendo sus carencias con detalles bien cuidados como su preciosa fotografía. 'Godzilla: Rey de los monstruos' no llegó siquiera a eso. Jugando a despistar, intentando hacer un 'Tiburón', acababan siendo películas bastante planas que no hacían justicia a sus protagonistas. Por suerte el crossover más esperado del año, 'Godzilla vs. Kong', es el estruendoso e inmenso fin de fiesta que tenía que ser.
La película de Adam Wingard demuestra que por fin han entendido lo que queremos enseñando a los diez segundos del inicio al rey de los monos. Se acabaron los miramientos y el intentar jugar al despiste con los bichos de cien metros. 'Godzilla vs. Kong' va de cara, dispuesta a darle todo el metraje posible a sus dos cabezas de cartel y a darnos a los espectadores todas las oportunidades de épica que puedan. Pocos minutos después de aparecer Kong en pantalla ya está destrozando cosas. Excelente.
Esta nueva entrega del 'Monsterverse' se sitúa tiempo después de 'Godzilla: Rey de los monstruos'. El kaiju ha desaparecido pero la amenaza de su regreso está siempre ahí. El doctor Nathan Lind (Alexander Skarsgård) cree que Kong podría ser la clave para acabar con la amenaza, así que viaja a la Isla Calavera para convencer a la doctora Ilene Andrews (Rebecca Hall) para que le permita usar a Kong como una especie de "GPS" para encontrar su verdadero hogar, el lugar de donde vienen todos estos gigantescos monstruos.
'Godzilla vs. Kong' quiere, por fin, ser el espectáculo palomitero que debería haber sido toda la franquicia desde un principio. Como ya he dicho, los protagonistas son King Kong y Godzilla, y Adam Wingard busca un montón de situaciones y escenarios para hacerlos colisionar. La tecnología ha llegado ya al punto de permitirles mostrar las escenas de acción con luz y que resulten, dentro de lo que cabe, creíbles y visualmente impactantes, como la que ocurre en medio del océano. Pero también saben aprovechar la magia de la noche. Toda la pelea en Hong Kong, rodeados por rascacielos y luces de neón que van colapsando a su alrededor es impresionante.
La película está llena de escenas alucinantes, de las que llevan casi a aplaudir, y todas y cada una de ellas están absolutamente pensadas para ser vistas en una sala de cine. De hecho, Adam Wingard y su equipo aprovechan todas las capacidades que tiene una sala y su tecnología, por lo que verla en el salón se convierte en todo un despropósito. No solo por la espectacularidad de las escenas. En especial el sonido es uno de los puntos fuertes de la cinta. 'Godzilla vs. Kong' es todo lo ruidosa que tiene que ser, y es necesario disfrutarla en una sala rodeados de altavoces que hagan retumbar la butaca, y que conviertan los silencios también en algo casi claustrofóbico. Si, además, las dos entregas anteriores tenían un muy destacable apartado de fotografía, es una gozada ver en una gran pantalla cómo cada uno de los monstruos y sus escenas individuales mantienen la estética de sus películas para luego sublimar en las secuencias en las que se enfrentan.
Los humanos somos, por fin, accesorios
Por fin los humanos pasan a tener el papel que deberían haber tenido desde un principio: el de secundarios, herramientas utilizadas solamente para hacer avanzar la acción hasta la siguiente pelea. Ninguna de las tramas tienen peso para eclipsar o para restar tiempo importante a Godzilla y Kong, aunque hay que destacar la revelación que supone la joven Kaylee Hottle como Jia. Esta niña que pertenece a una de las tribus de Isla Calavera le da el componente sentimental a la historia pero no de una forma exageradamente edulcorada. Es una niña con iniciativa que no está creada para ser rescatada. Jia, además, es sordomuda, y esta característica está muy bien utilizada en la historia. Es todo un acierto de personaje, y compensa que siga habiendo humanos cansinos, como el personaje de Julian Dennison, o directamente prescindibles como el de Eiza Gonzalez. Pero, de nuevo, ninguno de ellos entorpecerá el enfrentamiento del siglo.
Un enfrentamiento que, de nuevo, sabe darnos toda la acción blockbusteriana que necesitamos y que tiene sus sorpresas. Aunque el guion tenga sus absurdeces y un total desprecio por las leyes de la física, quién narices presta atención a eso cuando tiene a King Kong y Godzilla destrozándolo todo mientras se pegan tortazos. Por suerte la película es tan directa que no es nada difícil suspender la realidad, dejarse llevar por su ritmo entretenido y limitarse a elegir bando (aunque la película quiera descaradamente que seamos de un). Quizás el desenlace del enfrentamiento es menos... parcial de lo que están intentando vender, pero el clímax es lo suficientemente épico como para que se nos olvide pronto ese detalle. La película sí queda como un desenlace de la franquicia, sin escena post-créditos ni pistas sobre una posible continuación.
Si llevan esperando a que se estrenara una película que esté pensada al 100% para verse en una sala de cine, 'Godzilla vs. Kong' es todo lo que podías desear. Si no te convencieron las anteriores, no te preocupes porque han aprendido de sus errores, y no cuesta pillar la historia y la mitología en esta sin haberlas visto. Esta es la superproducción directa, épica y visualmente espectacular que buscábamos (y hasta ahora no habíamos encontrado). Un auténtico disfrute evasivo, algo que necesitábamos urgentemente.
Nota: 8
Lo mejor: Es directa, es entretenidísima, es visualmente espectacular y está pensada para una sala de cine. Ha aprendido de los errores de las anteriores.
Lo peor: Sigue teniendo sus diálogos bochornosos, sus tramas inverosímiles y sus personajes humanos totalmente prescindibles.