Valak está de vuelta en cines cinco años después de que su primera película en solitario se convirtiera en la más taquillera de todo el universo 'El Conjuro'. El demonio sin duda supo dejar huella en sus breves apariciones en los casos de Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga). En su secuela sigue dejando claro que es la mejor criatura de la saga de terror que tantas alegrías ha dado a Warner Bros.
El estudio ha encontrado en Michael Chaves a su David Yates particular para 'The Conjuring'. El director ya se hizo cargo de 'La Llorona' y de la última entrega de la saga principal, 'El Conjuro 3'. Con 'La Monja 2' busca mantener el tono de la cinta de Corin Hardy, volcando a la vez esas obsesiones suyas, como los flashbacks sentimentales para desarrollar a los personajes.
La hermana Irene, personaje de Taissa Farmiga, encabeza esta vez en solitario la aventura, a falta de Demián Bichir. La monja (que no Valak) es reclutada de nuevo por la Iglesia para investigar una serie de asesinatos truculentos en diferentes partes de Europa que parecen estar relacionados con el demonio al que creían haber mandado de vuelta al infierno. Para ello viajará al sur de Francia acompañada por una novicia rebelde, interpretada por Storm Reid. El destino: un internado femenino en el que trabaja como manitas y jardinero un viejo conocido: Maurice (Jonas Bloquet), quien sabemos que se fue de Rumanía con equipaje demoníaco.
'La monja 2' vuelve a recurrir a la imaginería católica para crear una atmósfera terrorífica. Algo sumamente fácil con cuadros de miradas siniestras, figuras que rozan lo macabro e iglesias y conventos que, a oscuras, ponen los pelos de punta. Chaves ya tiene bien cogido el pulso a los "jumpscares" de la saga y los lanza en el momento justo, a veces recreándose en la espera para que los espectadores acabemos bajando la guardia, creyendo que nos ha engañado.
Continúa siendo relativamente fácil esperar lo que va a ocurrir. Cuando la cámara sigue la mirada de Farmiga es que algo ha cambiado al fondo, o si la escena se recrea en una sombra en particular no es porque sí. Esta saga es un ejemplo claro de "terror accesible", comercial, ese que se puede disfrutar con palomitas y no corta la digestión, o que permite que lo disfruten aquellos con una tolerancia un poco más baja a pasar miedo. Sorprende, incluso, con algún que otro momento de humor.
Accesible no quiere decir que sea una película floja. Los (pocos) cadáveres que deja no se cortan en grotescos. Siempre dentro de un límite, claro. Los puristas del género quizás no se verán muy impactados. Al igual que con el enterramiento vivo de la primera, conecta con fobias tan primarias como el miedo a la oscuridad o a las (ugh) cucarachas. Pero lo verdaderamente efectivo sigue siendo el sonido: cada ruidito, crujido, grito o paso causa escalofríos. ¿La entrega más violenta de la saga? Tiene sus momentos, pero ninguno de apartar la mirada.
La elección de un colegio como escenario principal funciona porque uno tiende a pensar que una película de una major no se va a atrever a hacérselo pasar mal a niños pequeños, pero Valak no hace ascos a nadie. Cómo se meten sus agudos gritos en el tímpano, y qué repelús pueden llegar a dar cuando los infantes están al otro lado (oscuro).
Sin embargo, como localización se siente más desaprovechada que la abadía de la primera entrega. De hecho, toda la atmósfera es menos claustrofóbica y más impersonal. Y eso que Valak (Bonnie Aarons) vuelve a ser un portento de las muecas demoníacas.
Se echan de menos escenas como la de las campanas de las tumbas o el "círculo" de monjas de la primera. La secuela, salvo alguna que otra escena visualmente lograda, no aprovecha un potencial que tenía ahí. ¿Por qué no haber aprovechado para desenterrar traumas del pasado haciendo que el internado fuese regentado por religiosas?
El Código Da Valak
'La monja 2' continúa buscando conexiones en la mitología cristiana de los milagros, los santo y las reliquias. Quizás en esta ocasión demasiado. Si para un escéptico ya resultaba difícil de creer la existencia de un huevo de cristal con la sangre de Cristo, lo que intenta hacer el guion de Ian Goldberg, Richard Naing y Akela Cooper resulta demasiado rizar el rizo. Hay partes en las que parece más 'El código Da Vinci' que 'Expediente Warren'.
A pesar de ciertas "fantasmadas", Taissa Farmiga defiende el puesto de protagonista en solitario con solvencia, y Jonas Bloquet consigue defender tanto su lado más encantador como el más salvaje. Y Storm Reid vuelve a demostrar que es una bomba de carisma, aunque ojalá hubiera tenido más escenas para lucirse. Aunque la estrella sigue siendo, sin rival, Aarons.
Aunque la película sostiene bien el ritmo, logra crear tensión y dar unos cuantos sustos, en la saga 'The Conjuring' siguen a un nivel muy distinto las películas principales (sobre todo las dos primeras) respecto a los spin-offs. Chaves hace un trabajo correcto, pero no logra todavía alcanzar al maestro. Las buenas ideas, como esos intentos para humanizar a los personajes, no pasan del boceto. Como a la franquicia le quedan todavía historias que contar (ojo, hay escena post-créditos), habrá que seguir esperando a que alguien consiga dar a Valak el peliculón que merece.
'La monja 2' se estrena en cines el 8 de septiembre.
Lo mejor: La saga todavía puede meter unos buenos sustos. El uso del sonido. Valak vuelve a sobresalir.
Lo peor: Muchas ideas a medio cocer, y algunos saltos de fe demasiado altos. Un escenario muy poco explotado. Menos escenas memorables.