Como espectadores nunca hemos tenido una relación muy sana con la cultura del famoseo, y sobre todo con los límites entre su trabajo y su vida privada. Por supuesto que ser imagen pública conlleva sacrificar parte de ese espectro de la privacidad, pero nunca jamás una persona debería perder el derecho a decidir dónde están esos límites. Cuando a finales de los 90 un hombre robó una sex tape filmada por Pamela Anderson y Tommy Lee y decidió comercializarla primero en VHS y luego en una incipiente Internet, millones de personas accedieron sin ningún tipo de cargo de conciencia a una parte de la vida de la actriz y el batería que solo les pertenecía a ellos. Craig Gillespie quiere ponernos delante a las personas cuyas vidas cambiaron, para una de ellas para muy mal, por algo que el mundo vio simplemente como "gajes de ser famoso".
'Pam & Tommy' recorre todo lo que ocurrió cuando un carpintero trabajando en las reformas de la casa de la pareja de recién casados acaba harto del batería de Mötley Crüe y urde un plan para vengarse robando la caja fuerte que el artista tiene en su garaje. Entre los enseres descubre una cinta. En ella se ve a la pareja derrochando pasión sin censura y piensa, claro, en las posibilidades económicas cuando Anderson estaba, nunca mejor dicho, en la cresta de la ola gracias a 'Guardianes de la bahía'. Así empieza una loquísima historia que llega a tales niveles que es difícil de creer. Pero Craig Gillespie ya demostró con 'Yo, Tonya' que es capaz de sacar auténtico oro de estos episodios de la cultura popular.
La idea de la serie parte de un artículo firmado por Amanda Chicago Lewis en el que repasa este increíble robo (relatado por el propio Rand Gauthier), la relación entre Pamela Anderson y Tommy Lee y las consecuencias que la sex tape tuvo en las carreras de cada uno. Cada delirante giro de guion que vemos en los ocho capítulos está inspirado en lo que ocurrió de verdad. Desde Rand, el carpintero, arrastrándose por el jardín con un abrigo de piel para engañar a la cámara de seguridad haciéndose pasar por el perro a la escena más perturbadora de la serie: una conversación entre Tommy Lee y su pene, inspirada en un fragmento de las memorias del batería en las que también charla con su miembro. Gillespie no huye del humor que obviamente despierta un suceso tan sumamente rocambolesco, haciendo de la serie un viaje entretenidísimo que consigue dejarnos perplejos en unas cuantas ocasiones.
#FreePamela
Pero 'Pam & Tommy' también quiere enfrentarnos a nuestra propia relación con las celebrities, centrándose en este caso en Pamela Anderson. La actriz nunca tuvo ningún problema en lucir cuerpo y usar su sexualidad en favor de su carrera. Había protagonizado varias portadas para Playboy y aparecía cada semana en bañador en televisión. Pero con la sex tape fue distinto. Con la sex tape tomaron la decisión por ella. Sin ningún control, sin ningún límite. A pesar de algo tan rudimentario como un VHS, la bola de nieve se hizo más y más grande sin que ella pudiese hacer nada por evitarlo hasta el punto de marcar irremediablemente una carrera que podría haber sido muy diferente de no ser por el escarnio público que supuso la filtración. En la serie vemos cómo todo el escándalo estalló cuando estaba a punto de estrenar 'Barb Wire', su ansiado salto a la gran pantalla. Y aunque la película fue un fracaso de taquilla y Anderson se llevó el Razzie a la peor nueva estrella, en 'Pam & Tommy' se expone cómo la sex tape también pudo influir en la percepción del público del estatus de estrella de Pamela Anderson. En probablemente el mejor episodio de la miniserie vamos al pasado para ir de la mano de Anderson desde su Canadá natal hasta su primera sesión de fotos para Playboy y su llegada a Hollywood. Todo contado de una manera abrumadora, despertando una simpatía por ella que jamás imaginamos y que nos vuelve a colocar frente al espejo como consumidores de cotilleos o noticias del corazón. Incluso como posibles espectadores de la sex tape. Como otros casos recientes, como el de Britney Spears, 'Pam & Tommy' impulsa mucho esa conversación de cómo juzgamos de manera distinta a las mujeres, también en el mundo del famoseo. Sobre todo en lo que respecta a la imagen y al sexo, y empezando desde la propia pareja protagonista. Tommy Lee pasó a ser considerado un semental, aunque pasara de rockstar a celebrity trash. Ella es una guarra, y como ya se había desnudado antes por dinero lo de la sex tape estaba absolutamente justificado, hasta el punto de ser preguntada directamente en entrevistas de programas tan prestigiosos como el de Jay Leno. Todo vale con ella porque ella ya había "elegido" ser cosificada antes de la sex tape. El propio Tommy Lee no entiende que haya diferencia de trato, pero la hay, vaya si lo hay, y con la Pamela Anderson de Lily James sufrimos cada golpe a su reputación como si fuéramos nosotros.
Porque la interpretación de Lily James va mucho más de la absolutamente increíble transformación física. Al departamento de maquillaje tendrían que lloverle premios por convertir a James en un absoluto calco de Anderson, pero a ella también deberían ir construyéndole una estantería bien grande para albergar todas las estatuillas que debería llevarse por su interpretación. Por supuesto que se nota que ha estudiado cada gesto y cada matiz característico de Pamela, pero lleva su actuación mucho más allá y consigue que traspase las prótesis para convertir su Anderson en una mujer que quiso tener control sobre su vida y su carrera y que se fue apagando a medida que los hombres fueron cortándole las alas. Lily James nunca cae en la imitación y siempre interpreta a Anderson con el máximo respeto, hasta cuando se hace la tonta frente a los hombres. Es probable que Anderson nunca llegue a ver la serie, entendible porque quién querría recordar una experiencia tan traumática, pero si lo hiciera es probable que se sorprendiera gratamente con el trabajo de James y con el esfuerzo que hace la serie por dignificar a una mujer que jamás fue tomada en serio simplemente por ser sexy y saberlo.
Durante gran parte del inicio de la serie seguimos sobre todo a Rand, el personaje de Seth Rogen, que cree estar en una contienda kármica contra Tommy Lee y Pamela Anderson por la forma en la que le trataron cuando trabajaba para ellos. Sin embargo, pronto empieza a profundizar mucho más en las vidas de los dos artistas, en su relación y sus carreras para dejar claro que la "venganza" de Rand no era ni mucho menos equivalente al perjuicio, y que el daño que él causó fue mucho más longevo e irreparable que una deuda económica e insultos. Además, 'Pam & Tommy' hace un gran esfuerzo por humanizar al máximo a Anderson y Lee (sin huir de sus sombras, como el temperamento de Lee que acaba causando un auténtico "efecto Streisand"), y también idealiza el romance que vivieron y que también sufrió las consecuencias de la filtración. A pesar de que se dijo mucho de esa boda express cuatro días después de haberse conocido, en la serie presentan a dos personas enamoradas la una de la otra, cuya pasión era real, vivida a su estilo, pero totalmente real. Es muy interesante ver cómo no se llega a cuestionar en ningún momento a la pareja en su vida personal porque de eso ya se encargarían todos los demás. Todo lo que tiene que ver con ellos dos y con la forma en la que lidiaron con la sex tape es dinamita, incluida la química entre Lily James y un Sebastian Stan que también está fantástico como el batería.
No lo es tanto la historia de Rand, aunque también se las trae. La serie construye un relato alrededor del personaje de Seth Rogen, desde su infancia, su paso por el cine porno hasta verse con la soga al cuello por culpa de su plan de venganza, en el que intentan probar que la sex tape arruinó la vida de todos los implicados, pero su lado de la historia "tú te lo has buscado" que no hay manera de conectar, y es todo tan... pusilánime que no puede competir con el relato de Anderson. Lo más destacable de su parte de la trama es ese primer coqueteo con las capacidades de una Internet que empezaba a llegar poco a poco a más y más hogares. La sex tape de Pamela y Tommy fue uno de los primeros "videos virales" de la Red cuando todavía la gente no teníamos ni idea de qué significaba eso. No solo todo lo que respecta a cómo acabó el video en un rústico reproductor de video, y lo que supuso para la propia World Wide Web, es uno de los puntos más atrayentes de lo que no tiene que ver con Anderson y Lee, también sirve como magnífico recurso para que Matthew Margeson se marque una estupenda banda sonora utilizando los míticos ruiditos que hacía el router telefónico cuando se conectaba. Todo un viaje al pasado que se complementa con una magnífica selección de temazos noventeros. La localización temporal de la serie es estupenda, desde el vestuario hasta la atmósfera de las casas de Rand o de los Lee, la tienda de discos o cualquier antro en el que puede sonar una versión dance de 'Total Eclipse of the Heart' que hace viajar a esa época precrisis, preburbujas, hedonista y despreocupada.
De lo que no puede escapar la serie es de la paradoja de su existencia. La conversación que pretende iniciar es muy importante, y la serie logra que el mensaje llegue para que cualquiera lo capte, pero hacerlo recreando el trauma que acabó con la carrera de Anderson sin tenerla a ella involucrada en el proyecto suena un poco a la misma traición que supuso vender la cinta sin su consentimiento. Sin Pamela detrás, es querer dar voz a alguien sin pasarle el micrófono. Ojalá nos centremos en el debate y no en crear un nuevo efecto llamada hacia la sex tape. Pero nos conocemos. Anderson volverá a estar en boca de todos y no porque ella haya querido.
'Pam & Tommy' es una de las primeras grandes sorpresas del año en lo que a series se refiere. Una montaña rusa con ese puntito ácido y pop que lo vuelven tan adictivo. Pero que alberga una importante lectura sobre los límites de la privacidad y la fama, y lo que tenía y tiene que soportar una mujer, en este ámbito y en cualquier otro, cuando muestra una mínima intención de tener control sobre su propia vida, cuerpo y carrera. Que sirva para que veamos a Pamela Anderson con otros ojos y para reflexionar, de nuevo, sobre nuestro propio papel como consumidores de morbo.
Nota: 8
Lo mejor: Que la interpretación de Lily James sea mucho, muchísimo más que una transformación física. El oro que saca Craig Gillespie de otra historia demasiado bizarra para ser cierta. La música.
Lo peor: La historia de Rand pierde bastante fuelle hacia la mitad y lastra bastante el ritmo de los capítulos. Que pretendan reivindicar a Pamela Anderson sin la participación de Pamela Anderson.