Por mucho que Pixar se haya ganado una confianza especial por parte de los espectadores, no se nos puede olvidar que sigue siendo una empresa, y la creatividad tiene que venir acompañada de buenos resultados económicos. La compañía del flexo no viene de un pinchazo, ni mucho menos, pero de vez en cuando prefieren jugar sobre seguro y confiar en personajes que saben que les van a funcionar. Aunque con algunos de ellos suponga arriesgar todo lo que han construido por una codicia innecesaria. Ese pensamiento habrá pasado por la cabeza de más de un fan, que sigue sin verle el sentido a una 'Toy Story 4' cuando los juguetes tuvieron la mejor despedida posible en su tercera entrega.
¿Qué sentido tiene entonces esta cuarta aventura de Woody y Buzz Lightyear? Sorprendentemente, los del flexo siguen siendo capaces de encontrar nuevas historias que contar con estos personajes, y sobre todo siguen descubriendo maneras de traumatizar al cowboy. Él es el absoluto protagonista de 'Toy Story 4'. Siempre ha sido el centro de la saga, pero en esta ocasión es claramente él, y lo que pasa por su cabeza, el centro del guion que firman Andrew Stanton y Stephany Folsom. Hasta ahora hemos visto a Woody enfrentarse y adaptarse (muy a su pesar) a cambios radicales en su vida, desde la llegada de un juguete que copará toda la atención de Andy y le relegará a una segunda posición, hasta vivir el abandono de su dueño y ser acogido en un nuevo hogar. Es allí donde empieza la acción de la película: en la habitación de Bonnie. Woody no vuelve a ser el líder del cotarro, y por eso atraviesa una crisis de identidad. ¿Cuál es su propósito ahora que no es ni el juguete favorito de su dueña, ni siquiera uno de sus preferidos?
Con este punto de partida, la película de Josh Cooley se acerca más que nunca a los juguetes y les pregunta directamente qué quieren de esta vida, sin centrarse tanto en la relación entre ellos y los niños. Por supuesto que sigue siendo importante, pero casi por primera vez analizan la razón de ser misma de un juguete, qué significa ser un juguete. Sobre todo para Woody, que ha dedicado su vida entera solamente a hacer feliz a su dueño o dueña, anteponiendo eso a cualquier otra cosa. 'Toy Story 4' supone la deconstrucción total del cowboy, gracias sobre todo a dos personajes concretos que le llevarán a plantearse muchas cosas. El primero es Forky, un cuchara-tenedor que Bonnie convierte en un juguete. Este engendro con crisis perpetua ("¡No soy un juguete! ¡Soy basura!") servirá para que Woody encuentre una nueva misión: proteger al juguete favorito de Bonnie. También para expandir la saga y tratar ese fenómeno de "el niño siempre acaba jugando con la caja y no con el juguete". Forky resulta mucho más gracioso de lo que parecía, y empasta muy bien con Woody, al que pondrá contra las cuerdas pero también le hará reflexionar sobre, de nuevo, qué es ser un juguete. Maravilloso el trabajo de Tony Hale en el doblaje original, y divertidísimo verle intentar volver a la basura constantemente.
El otro personaje que trastocará por completo a Woody es una vieja conocida: Bo Peep. La muñeca de porcelana que desapareció en la tercera entrega regresa convertida en una mujer hecha a sí misma, encantada de haber salido de la habitación de Molly y disfrutando de su libertad junto a sus ovejas. 'Toy Story 4' explica qué fue de ella y por qué está tan cambiada. Y su evolución es de las mejores cosas de esta secuela. Bo muestra a Woody que ella no es un "juguete perdido", y que no necesita tener "un niño" o "una niña" para ser feliz. Tanto ha cambiado que no tiene miedo de vivir aventuras por mucho que esté hecha de porcelana. Para eso existe el celo. La pastora regresa mucho más carismática que antes, y a la saga le viene de perlas un personaje femenino como ella, teniendo en cuenta que Jessie nunca ha terminado de explotar del todo. La nueva Bo está llena de recursos y se vale por sí misma, pero no es para nada un personaje plano. También se nos muestra que, por mucho que le guste su vida actual, también echa un poco de menos su vida en la habitación de Molly.
Ella ayudará a Woody en una aventura que es puro 'Toy Story'. Aunque la película utilice recursos ya vistos en la saga (juguete que se pierde, misión de rescate), y a pesar de ser el primer largometraje de Josh Cooley (hasta ahora solo había dirigido el corto 'La primera cita de Riley'), esta entrega mantiene estupendamente el nivel de aventura, emoción y diversión de las anteriores. 'Toy Story 4' expande de nuevo el mundo de los juguetes, pasando de la habitación de Bonnie a una tienda de antigüedades y una feria, y apoyándose mucho más en el humor, sobre todo con los personajes nuevos. Y de estas nuevas caras, Duke Caboom será quien acabe convirtiéndose en el favorito. El personaje de (un maravilloso) Keanu Reeves es un especialista de acción con un pasado traumático que hereda el papel de Ken como la gran sorpresa de estas nuevas incorporaciones. También funciona muy bien Gabby Gabby (Christina Hendricks en la versión original), la "villana" de la película, una muñeca con un aire bastante tétrico (reforzado por sus secuaces, los terroríficos muñecos ventrílocuos) y con muchas capas, que la hacen una de las antagonistas más interesantes de la saga. Menos llamativos son Ducky y Bunny (Keegan-Michael Key y Jordan Peele), aunque tienen escenas desternillantes, pero duele un poquito ver cómo ellos y los demás nuevos copan casi todo el protagonismo y dejan en un secundario, muy secundario, lugar a los juguetes clásicos, como Slinky, los Patata o el siempre genial Rex.
De hecho, es como si 'Toy Story 4' quisiera ser una película de 'Toy Story' para una nueva generación, dejando hasta a Jessie y Buzz Lightyear en segunda fila. Que no se preocupen los fans del agente espacial, que tiene escenas de sobra para dejarlos satisfechos, pero su peso en la trama es casi inexistente, es la película de Woody y no de Buzz y Woody. Por eso 'Toy Story 3' resulta un cierre mucho más satisfactorio para la saga que esta, porque la amistad de los juguetes era mucho más importante en la cinta de 2010 que en esta. Esta entrega tiene su razón de ser, sin duda, sobre todo como una especie de capítulo extra, de epílogo, en el que Woody empieza a pensar más en sí mismo que en lo que quieren los demás (una lección muy importante, y muy bien planteada). Pero la historia cae bastante en cosas que ya hemos visto, como los juguetes con los que no juegan, o los juguetes rotos, dando la sensación de que han podido tener suerte con esta "secuela extra", pero quizás no vuelva a ocurrir en una quinta. Sin duda, 'Toy Story 4' cuenta con un final que pone el nudo en la garganta y que es pura emoción, puro Pixar (hay una frase en concreto que es capaz de rompernos en mil pedazos). Incluso llegan a tomar decisiones bastante sorprendentes y determinantes para una posible continuación de la saga. Pero aún así, pasando lo que pasa en ese final, uno esperaría mucha más emoción de la que acaba teniendo. En eso, por desgracia para la cuarta entrega, tiene un listón imposible de alcanzar como es el último tramo de 'Toy Story 3'.
Cuántos ordenadores habrán explotado...
A pesar de ello, los juguetes siguen siendo un valor seguro y la película es divertida de principio a fin. Y es, sin duda, la mayor proeza técnica jamás vista en Pixar, y probablemente en el cine de animación por ordenador. Es imposible no recordar la 'Toy Story' original mientras pasan por la pantalla las texturas más realistas (se ve cada hilo, cada material, cada mota de suciedad) y los escenarios más recargados y preciosos vistos en la saga (hay que andar con mil ojos porque hay cientos de detalles, y por supuesto Easter Eggs). Destaca la iluminación, que es un absoluto portento, explotada al máximo en la feria y en la tienda de antigüedades. Ya solo por ver el despliegue visual merece la pena ir a ver la película. Es, sin duda, lo más increíble que ha hecho el estudio, técnicamente hablando.
En definitiva, 'Toy Story 4' consigue algo que ya era difícil de por sí: mantener el nivel de la franquicia. Tiene muy buenas ideas, extiende algunas que ya habían tocado antes, y le dan a Woody un capítulo extra en el que crece mucho como personaje. Cuenta con toda la acción, aventura, humor y emotividad que se le exige a una película de 'Toy Story'. Randy Newman firma también una estupenda banda sonora. Y los personajes siguen siendo un derroche de carisma. Sin embargo, queda muy lejos de 'Toy Story 3' y no se quita la sensación de que la historia podría haber terminado en la entrega anterior y no habría pasado nada. La anterior era mucho más redonda y trascendental, y aunque hayan conseguido lleva a buen puerto esta inesperada cuarta entrega, ¿cuántas veces más podrán convencernos, cuando esta ya se apoya en muchas cosas que ya hemos visto antes? Por mucho que nos gusten Woody y los demás, quizás es el momento de decir un adiós definitivo a los juguetes de Pixar (y pueden despedirse con la cabeza bien alta) antes de que acaben convertidos en, bueno, juguetes rotos.
'Toy Story 4' se estrena en cines el 21 de junio.
Nota: 7
Lo mejor: Duke Caboom. La evolución de Bo Peep. El impresionante apartado técnico y visual.
Lo peor: No funciona como final tanto como la tercera. Muchos de los recursos e ideas ya los hemos visto en anteriores entregas.