Hay un momento muy lúcido, de entre los muchos que tiene 'Vosotros sois mi película', en el que Wismichu habla con Isaki Lacuesta en pleno festival de San Sebastián. Lacuesta, consagrado director de cine con una larga carrera a sus espaldas, se entera de lo que están preparando el youtuber y su equipo: una película falsa, una broma de grandes proporciones, que se estrenará en el Festival de Sitges y que dejará en evidencia a la industria del cine y la prensa que la cubre.
Lacuesta, que está de vuelta de todo, no cree que sea para tanto: "Ha habido películas muy malas que han ganado premios, yo he hecho algunas". Él presentó 'Entre dos aguas' en Donosti, llevándose el premio a la mejor película y los halagos de la crítica. Después la vieron 21.906 espectadores según datos del Ministerio de Cultura. 'Bocadillo', el troleo de Wismichu, lleva 4,5 millones de visualizaciones en YouTube, convirtiéndose así en la película española más vista de 2018.
Con esta afirmación, tan impactante como indiscutible, acaba 'Vosotros sois mi película', el documental de Carlo Padial que sirve de crónica del proyecto nacido de la cabeza de Ismael Prego. Más conocido como @Wismichu, Prego es un youtuber de 25 años que cuenta con 8,3 millones de suscriptores en su canal y una carrera de 8 años en el medio. Si tienes menos de 20 años, es toda una celebridad y quizá tu ídolo. En cambio, si pasas de los 30, Wismichu probablemente te sea totalmente desconocido o incluso una de las cabezas más visibles de un fenómeno que desprecias.
Este documental muestra muy bien algo que los medios tradicionales están ignorando: el choque de generaciones en el que se ha convertido Youtube, que esconde una industria millonaria de contenido y publicidad. Un titán del entretenimiento que hace frente a la televisión, se alimenta de la industria de los videojuegos (tanto que van de la mano) y hace sombra al cine español.
Carlo Padial dirigió hace dos años 'Algo muy gordo', un falso documental protagonizado por Berto Romero que retrataba muy bien el proceso cutre, surrealista y frustrante que es cualquier rodaje (Off Topic: y que tenía un temazo como canción original, 'Laberinto de amor', de Pimp Flaco y Kinder Malo, que juntos han sacado como Cupido uno de los discos de este año). Con 'Vosotros sois mi película', Padial extiende su retrato a la industria en general: si hacer una película es un trabajo absurdo, venderla puede serlo aún más.
Hay dos historias cruzadas en este "making of" de 'Bocadillo': ver cómo Wismichu ejecuta su broma contra la industria del cine, y ver cómo responde la industria (con nosotros, la prensa, incluidos) a esa supuesta película que prepara Wismichu.
Las oportunidades que otros debutantes no habrían ni olido, Ismael Prego las tiene a puñados: un hueco en uno de los festivales más importantes del país, entrevistas en todos los grandes medios para presentar el proyecto e incluso una oferta por parte de una distribuidora que quiere llevar la película a las salas aun sin saber nada de ella. Todo el mundo quiere saber más de "la primera película de un youtuber español", que se vende como un ejercicio autobiográfico que bebe de cómicos como Louis C.K., Berto Romero e Ignatius Farray, y que ayudará a "eliminar el estigma contra los creadores de contenido online", en boca del propio Wismichu.
Detrás de la cortina, la historia es muy diferente. Inspirado en un gag de 'La hora chanante', los vídeos bucle de youtube y un chiste que Wismichu incluye en sus espectáculos en directo, 'Bocadillo' es la misma escena repetida durante hora y pico con mínimas variaciones. Un video surrealista grabado durante una mañana y que si estuviera firmado por Jean-Luc Godard se expondría en el MoMa como una reflexión sobre la repetición y la redundancia en los medios actuales, por ejemplo. Podría ser una obra de arte, pero no, es el troleo de un youtuber.
Acompañar a Wismichu en el proceso de creación, promoción, estreno y posterior recibimiento le sirve a Padial para construir el retrato de un chaval que bien podría estar representando a toda una generación. Obsesionado con el meme y la broma, Prego busca ante todo romper las reglas de la industria, hacer "que Sitges se caiga de culo" (sic), convertir al cine en un chiste o, quizá más exactamente, demostrarle al cine que es un chiste.
Como todas las anteriores, esta es una generación a la que se le ha dicho que tiene que respetar ciertas cosas establecidas (el cine en mayúsculas, la pantalla grande, las ventanas de exhibición), o como dice Wismichu: "Es el cine, respétalo, cómele la polla". Por el camino, sin embargo, Wismichu y su equipo (muy importante la figura de Luis de Val, propietario de la productora en la que trabaja Wismichu y el artífice en la sombra del proyecto) se encuentran con varias sorpresas. La primera: ni el propio Wismichu era capaz de prever el mal gusto de la broma ("No me hagáis verla entera", suplica cuando se sienta ante el primer montaje de 'Bocadillo'). La segunda: nadie esperaba que la atención generada por 'Bocadillo' fuera a ser tal, con los medios generalistas volcándose en la promoción de un producto que no entienden del todo. Como el meme del Señor Burns vestido como si fuera un skater.
Al ver que los medios se están comiendo su 'Bocadillo' sin saber lo que lleva dentro, Prego se adueña de un discurso que quizá no estaba ahí desde el principio. Ahora su broma de mal gusto es una cruzada para demostrar a los medios y el público el poder de las "fake news" y la posverdad. Esta es la parte más problemática de 'Vosotros sois mi película': mientras vemos cómo Wismichu cita la caverna de Platón y busca culpables de su troleo en los demás (los medios que informan de su película sin investigar la verdad detrás de ella, los que quieren venderla sin asegurarse de que su contenido valga la pena), no hay ningún signo de autocrítica en el propio Ismael Prego. Pero él es la figura prominente que decide invertir su tiempo y su dinero en reírse del público.
Por suerte, Carlo Padial sí pone la cámara ahí donde están las fisuras de su protagonista. En el horror que muestra Wismichu al leer las reacciones al estreno (entre la risa y la arcada, como una especie de Gollum millennial), en las víctimas reales de su broma (los fans de edades varias que se gastan mucho dinero en acudir a Sitges y ver la película de su ídolo) a los que pretende dar una lección (que, por otra parte, no viene mal aprender), o en el recibimiento entre aplausos de su círculo más cercano cuando vuelve de Sitges. ¿Qué se aplaude exactamente? ¿La ejecución perfecta de una broma cruel?
Viniendo de un director que ha jugado con la metaficción como Padial, podemos esperar que parte del documental sea ficcionado (uno de los protagonistas de algunos momentos brillantes es Carlos de Diego, que interpreta a un falso periodista y figura como guionista de la película), pero hay momentos que, por su perspicacia y su claridad, tienen que ser reales. Como ese retiro de Wismichu escapando del backlash de 'Bocadillo', un retiro en el que dispone de un rincón con 4G para agradecer a sus fans haber llegado a los 8 millones. Un retiro espiritual grabado a vuelo de dron, con espectaculares planos cenitales. "Esto es cine", dice sonriendo Wismichu. Su generación ve el mundo desde el prisma del cine, así que tiene sentido que quieran deconstruirlo (aún sin ser demasiado conscientes de ello).
El troleo (de Wismichu) y el salseo (de Almodóvar)
Es curioso que el estreno en salas españolas de 'Vosotros sois mi película' coincida con la llegada del 21º largometraje de Pedro Almodóvar. El manchego habla en 'Dolor y gloria' de un director de cine en su ocaso, y aprovecha para hacer un canto a la experiencia sensorial y colectiva que es ir a ver el cine en pantalla grande. A su vez, Wismichu actúa de portavoz de un público joven que quiere vivir el cine en sus propios términos, ya sea viéndolo en su móvil o llevándose un bocadillo a las salas para ver el último blockbuster.
Juntas, 'Dolor y gloria' y 'Vosotros sois mi película' entablan un involuntario diálogo. La primera, aunque es una magnífica película (como todas las de Almodóvar sin excepción), se disfruta más como ejercicio metacinematográfico, como confesión y autorretrato de un autor polémico. 'Dolor y gloria' es perfecta para conocer los salseos de Almodóvar. 'Vosotros sois mi película', el troleo de Wismichu, es otro ejercicio aún más meta, que muestra con claridad las grietas de una industria y también las de su público (como la facilidad para la agresividad en las redes sociales).
En sus entrevistas, Almodóvar asegura que si empezara hoy en día sería youtuber (pero solo creando contenido de ficción) y advierte del peligro que encierran Netflix y las demás plataformas contra la perdurabilidad del cine tradicional. Ya han pasado décadas, pero Almodóvar también enfadó a muchos cuando se enfrentó a lo establecido, rodando lluvias doradas y travistiéndose para cantar punk. Él también troleó a una sociedad que no le entendía. Ese papel ahora es el de Wismichu.
Nota: 8
Lo mejor: Que Carlo Padial siga retratando el absurdo proceso de hacer cine.
Lo peor: Que algunos no se acerquen por su desconocimiento o incluso desprecio al mundo youtuber.