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'Heartstopper', la serie LGBTQ+ aspiracional que todo adulto debería ver

Los cómics de Alice Oseman han dado el salto a Netflix como una serie que aprovecha un envoltorio acogedor y calentito para hablar de todo lo bueno, y todo lo malo, de ser adolescente LGBTQ+.

Por Jesús Agudo Más 25 de Abril 2022 | 13:45
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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El pasado 22 de abril llegaba a Netflix una nueva serie de adolescentes que ya viene avalada por un gran fenómeno de ventas literarias. 'Heartstopper' adapta el webcomic de Alice Oseman que dio el salto al papel y que ya ha vendido más de un millón de copias. La historia se centra en Charlie Spring, un chico gay que entabla una inesperada amistad con un compañero de su clase, Nick Nelson, y que poco a poco empieza a crecer en algo más. Para los fans, las viñetas se convirtieron en un lugar seguro y acogedor en el que hablar de la identidad, del amor y de la orientación sexual sin huir de los lados más negativos o las conversaciones más difíciles.

'Heartstopper'

La serie, que de momento abarca los dos primeros cómics de la colección, busca precisamente llevarnos a un entorno en el que nos queramos quedar a vivir para que la conversación y el debate sean siempre llevados por el camino del optimismo. Es una de las mayores claves del éxito de 'Heartstopper'. No se trata de un relato que obvia los problemas a los que tiene que enfrentarse un adolescente LGTBQ+ todavía a día de hoy, pero prefiere tenderle la mano y decirle que todo irá bien en vez de regodearse en el sufrimiento.

Todo el mundo en su colegio sabe que Charlie (Joe Locke) es gay, porque a día de hoy continúa siendo algo sujeto de convertirse en cotilleo por los pasillos. Él no tiene ningún problema con su sexualidad, pero sí lo tiene con el acoso que sufre por parte de algunos de sus compañeros de clase o por el chico (Sebastian Croft) con el que tiene algo, un chaval que no acepta todavía que también le gustan los chicos y que obliga a Charlie a llevarlo en secreto hasta el punto de ni siquiera mirarlo si se lo cruza por los pasillos. Nick (Kit Connor) no se había planteado que se pudiera sentir atraído por alguien de su mismo sexo hasta que conoce a Charlie. Él es la estrella del equipo de rugby y siente constantemente la presión de su equipo y sus amigos, que esperan que sea de determinada manera. Elle (Yasmin Finney) ha tenido que cambiarse de colegio a uno femenino después de transicionar. Está sola y no conoce a nadie, y echa de menos a sus amigos. Tao (William Gao) ve cómo su grupo de toda la vida no pasa por su mejor momento con Elle lejos y Charlie ausente por su vida sentimental. Tara (Corinna Brown) decide anunciar lo feliz que está por tener novia y, de pronto, todo el mundo empieza a tratarle de manera diferente aunque ella no sienta que ha cambiado.

'Heartstopper'

En 'Heartstopper' se mezclan conflictos comunes a cualquier adolescente con problemáticas más concretas de un joven homosexual o transexual. No se reduce el problema del bullying o la salud mental, tampoco la intensidad con la que se viven a esas edades el amor y la amistad. No se crea un mundo de color de rosa en el que todo sale bien a la primera. Pero a diferencia de lo que nos suelen tener acostumbrados este tipo de series, 'Heartstopper' presenta una realidad en la que esos niños y niñas se sienten escuchados y el mundo reacciona con tolerancia y empatía. Ese toque aspiracional es lo que la convierte en la herramienta perfecta para crear conversaciones positivas no solo entre las generaciones a las que habla directamente la serie, sino también con los adultos a su alrededor.

La serie es un material de primera para cualquier profesor que quiera tratar la diversidad y la identidad, es un punto de partida perfecto para aquellos padres que quieran entender lo que pueden estar pasando sus hijos, sean LGBTQ+ o no, son unos "deberes" absolutamente accesibles que muchos jóvenes podrán poner a sus padres para iniciar conversaciones que todavía no están preparados para abrir directamente. Quizás estemos más acostumbrados a hablar del bullying, pero no tanto a hablar de cómo el bullying no acaba en el acosador y el acosado, cómo es cosa de todos los que están alrededor de ellos, cómo afecta a quienes deciden plantarle cara y qué pasa con los que optan por mantenerse al margen. Elle es una chica trans, pero el problema que tiene es tan habitual como sentirse complemente sola un sitio nuevo. Ya centrados más en la diversidad, se suele decir que en países como Reino Unido, donde transcurre la serie, las juventudes LGBTQ+ tienen el camino completamente despejado pero 'Heartstopper' recrea estupendamente esa sensación de que todo cambia alrededor de quien decide "salir del armario" y no es por su sexualidad, sino por cómo los demás acaban haciendo de su sexualidad algo mucho mayor. Cómo enamorarse de alguien de tu mismo sexo conlleva muchísimos más pasos, muchísimas más conversaciones, muchísimos más gestos que ninguna persona heterosexual tendrá que hacer o vivir jamás.

Un lugar feliz, pero no utópico

Pero 'Heartstopper' pone el foco de todos estos temas en personajes que son, por encima de todo, buena gente. Ya para empezar, qué maravilla que por fin hayan buscado a actores y actrices con edades muy parecidas a las de los chavales que interpretan (casi todos tienen 18-19 años). Eso ayuda mucho más de lo que parece a crear esa imagen de inocencia y de vigor que hace completamente creíbles los conflictos que pasan, y todavía más las metas que conquistan. Charlie, Nick, Elle, Tao, Isaac (Tobie Donovan) son chavales normales y corrientes, de los que van a visitar a su abuela un domingo por la mañana y hacen los deberes de camino a clase. Son, sí, bastante idílicos, pero no son perfectos. Dudan, sufren, cometen errores y tienen todavía mucho que aprender. Pero son auténticos, son nobles, rebosan empatía, y por eso el espectador no reacciona con rechazo ante un exceso de optimismo sino que vive cada cosa buena que les pasa como un auténtico triunfo en sus vidas. En esas edades lo es.

'Heartstopper'

La serie logra repetir completamente el aire acogedor del cómic gracias a un enfermizo nivel de detalle por parte de Alice Oseman, que ha ejercido de creadora y guionista de la serie, y de su equipo de diseño de producción, que han creado escenarios llenos de vida, bañados en colores pastel que abrazan al espectador y no le dejan irse. Los momentos más intensos están remarcados con una selección musical muy luminosa y por pequeños guiños animados a las viñetas, una cucada que va directa al corazón para que suspiremos como si volviéramos a tener catorce años. Y esa duración magnífica de 30 minutos por capítulo convierte a 'Heartstopper' en una delicia que se devora casi sin darse cuenta. Todo funciona y todo está bien en este pequeño caballo de Troya que lleva a tantos hogares una historia plagada de lecciones de una forma tan poco agresiva que es absolutamente irresistible. Habría que ser un monstruo para no querer que a estos niños y niñas les vaya todo bien. Y ese es su poder.

'Heartstopper'

'Heartstopper' es una de las series más importantes de los últimos años porque consigue dar a los niños y niñas LGBTQ+, y a los adultos a su alrededor, herramientas nuevas para lidiar con los cambios más importantes relacionados con su identidad y sexualidad sin convertirlos en protagonistas de relatos oscuros y truculentos, optando por dar esperanza y el mensaje de que todo saldrá bien. De que por mucho odio que parezca que hay alrededor es posible encontrar personas que no van a juzgarnos por quienes somos ni a quien queremos, adultos que nos van a comprender y ayudar. Que solo nosotros decidimos quiénes queremos ser y que podemos tomarnos el tiempo que necesitemos en descubrirlo. Es un lugar feliz y a la vez muy enriquecedor, una serie fácil de ver pero mucho más compleja de lo que aparenta a primera vista. Una historia LGBTQ+ que habla de una manera tan universal que es inevitable caer en sus redes. Os invito a que le deis una oportunidad si no lo habéis hecho todavía. Para los que ya dejamos el instituto muy atrás es otra manera de vivir la adolescencia que nos habría gustado tener, la que nos merecíamos pero que no nos dejaron disfrutar. Que exista 'Heartstopper' para todas las nuevas generaciones es un signo de que, poco a poco, vamos dando pasos adelante. Que se pueden y se deben pedir representaciones positivas y naturales de la homosexualidad, la bisexualidad, la transexualidad en televisión. Que viven relaciones basadas en el afecto y el respeto. Que pueden tener sus momentos moñas. Para los adultos que tienen niños a su cargo, en casa o en el colegio, puede que les sirva para ayudarles a ayudar, para ser guías hacia un camino más positivo y tolerante, para entender sin sentirse avasallados. El acoso no se va a ir a ninguna parte, pero 'Heartstopper' es a lo que tenemos que aspirar. Tenemos que ser ese profesor que hace algo para evitarlo, esos padres que reaccionan con apoyo y con cariño. Y para los que están en plena adolescencia, o a punto de llegar a ella, es otro ejemplo de que no son los únicos en tener dudas. Que crecer, sobre todo cuando no se forma parte del grupo mayoritario, conlleva decepciones y lágrimas. Pero que ahí fuera hay personas buenas que les ayudarán a encontrar su lugar en el mundo. Que no están solos. Que pueden aspirar a tener una historia como la de Nick y Charlie. Una amistad como la de Elle y Tao. Que todo va a mejor. Los jóvenes LGTBQ+ también tienen que ver que a la gente buena les pueden pasar cosas buenas.

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