Comprobando el resultado físico de duros meses de entrenamiento y estrictas dietas, intuimos que no tuvo que ser especialmente fácil para Alexander Skarsgård convertirse en el protagonista de 'La leyenda de Tarzán'. Ahora, y una vez fijada la fecha de lanzamiento de su última cinta (llegará a nuestros cines este 7 de julio), el intérprete sueco habla de los esfuerzos y repercusiones que tuvo su extensa preparación.
Pues tal y como informa EW, el famoso chupasangres de 'True Blood' pisó el gimnasio y sus terribles artilugios meses antes de que se activase la fotografía principal de la cinta. A medida que el actor iba ganando más músculo (en realidad ya venía un tanto esculpido de casa), también trabajaba en el estudio de movimientos del personaje junto al coreógrafo Wayne McGregor. "Era importante para mí que no pareciese un pollo asado" comenta el actor. "No quería parecerme a alguien de la playa de Venice, como si viniese de un Gold Gym" señala en clave cómica.
Al mismo tiempo, un control estricto de la comida también fue importante a la hora de meterse en la piel del mítico personaje. Skarsgård debía ingerir pequeñas dosis de proteínas cada pocas horas. Margot Robbie, su compañera de reparto en esta aventura, recuerda lo desesperado que estaba el actor como consecuencia de la dieta impuesta. Llegaba a alcanzar niveles de locura similares a los del personaje de la joven en 'Escuadrón Suicida'. "Recuerdo un día en que le permitieron una manzana y la besó" comenta divertida la australiana.
Liberando a Tarzán
Por ello, y cuando finalizó el proceso de producción, Skarsgård no dudó e hizo una visita muy especial al patriarca de la casa, el también actor Stellan Skarsgård. "Pasé cuatro días en cama siendo alimentado por mi padre" señala el intérprete de 'The East'. "Él cocina pasta y añade unas salsas increíbles. Comimos palitos de mozzarella, tuétano y bebimos toneladas de vino y cerveza. Fue el fin de semana más increíble de mi vida" recuerda Skarsgård. ¿Nos quedaremos nosotros igual de satisfechos tras el visionado de su último trabajo? ¿O por el contrario nuestros estómagos sufrirán un profundo rechazo hacia la comida ofrecida? Hasta el 7 de julio no podremos contestar a estas preguntas.