Señores de Disney, están ustedes jugando con fuego.
Es evidente que Hollywood está atravesando una difícil crisis de originalidad que, como muchas cosas, tiene dos caras. Por un lado, tenemos una explosión sin control de secuelas, remakes, reboots y demás proyectos que vienen de una idea ya fija. Por otro, tenemos cifras que no mienten. 'Jurassic World: Mundo Jurásico' lleva 1.655 millones de dólares en la taquilla mundial, 'Tomorrowland: El mundo del mañana' solo 200 millones. ¿Significa eso que el público no busca la originalidad? No, significa que (lógicamente) es más fácil vender una secuela que una idea nueva, y que por mucho George Clooney, 'Tomorrowland' como idea no caló entre el público. Puede pasar, pero una manzana podrida no acaba con toda una cosecha. Ni dos. Ni tres.
Centrémonos de nuevo solo en Disney. Yo, como muchos seguramente, tengo la infancia marcada a fuego por esa empresa. Sus clásicos animados se encuentran en posiciones muy altas de mi lista de películas favoritas, me sigo acordando de todas las canciones y espero algún día poder enseñárselas a mis hijos con la esperanza de que acaben tan enamorados de Aladdin, Simba, Bella o Ariel como yo. Incluso ahora que mi infancia está muy lejos, siguen siendo muy importantes para mí, sus nuevas películas han sabido mantener muy vivo a mi niño interior. Puede gustar más o menos, pero no se puede negar que el hito de Disney es digno de estudio. Eran los reyes, y últimamente están más fuertes que nunca. Pero parece que después del huracán ' Frozen: Una aventura congelada' están volviendo a acomodarse, como ya les ocurrió en su día. Y, sinceramente, me daría mucha pena que se acabara esa nueva "edad de oro" centrada, sobre todo, en 'Frozen'.
Con la película de Elsa y Anna, Disney consiguió muchas cosas. 1.274 millones de dólares para empezar. Pero también recuperó ese fervor por los cuentos que no veíamos desde la anterior edad dorada de la casa, con películas como 'El rey león' o 'Aladdin' o 'La bella y la bestia'. Hacía tiempo que no veíamos una fiebre así, y probablemente haya muchos hartos de ver tantos Olafs y de escuchar 'Let it Go' por todas partes, pero no se puede negar que consiguieron conectar con el público como hacía mucho que no lo lograban. Además, conseguían unir en una película todo lo que les hizo grandes con unos mensajes un poco más actualizados. Ese era el camino.
Mientras tanto, también iniciaban una nueva corriente en la empresa: la resurrección de los clásicos. Los 758 millones de 'Maléfica' y los 542 millones de 'Cenicienta' avalan su decisión de querer explotar esta vía pero, ¿todos los clásicos Disney necesitan realmente una revisión con actores reales? Echemos un vistazo a las dos que tenemos. La película de Kenneth Branagh nos trajo una copia casi calcada del clásico de la joven y el zapato de cristal que se estrenó en 1950. Quizás el personaje de Lily James es un poco más despierto y "echado p'alante" que su versión animada, pero la esencia era igual, con una buena puesta en escena que hacía que mereciera la pena un poco la versión.
El caso de 'Maléfica' ya es otro cantar. De primeras, el proyecto hacía salivar a un fan de Disney como yo. No solo se iba a dar por fin un justo protagonismo a los villanos, que Disney tiene muchos y muy buenos, sino que además iba a estar encarnado por Angelina Jolie. En una historia diferente, que ampliaba lo conocido en el clásico animado. No se podía pedir más. Pero el resultado, aunque no desastroso, acabó tocando la esencia misma del personaje ("Érase una vez el hada más buena que se llamaba Maléfica..." Ya...). La recaudación deja claro que consiguió atraer al público y dar a conocer a un personaje que los niños de hoy en día no conocían, ¿pero a qué precio?
Tengo mucho miedo de que Disney se olvide de los que ya hemos crecido con ellos y de su propio legado en estas nuevas decisiones para seguir llenando la caja de caudales de Tío Gilito.
En muy poco tiempo tenemos en la línea de salida versiones nuevas de 'Mulan', 'Dumbo', 'La bella y la bestia' y 'El libro de la selva', por decir algunas. Si siguen la estela de 'Cenicienta', como parece que están haciendo con la película protagonizada por Emma Watson, no es tanto problema. Es un claro movimiento para sacar dinero contando básicamente lo mismo, pero al menos no pierden de vista su pasado. En este caso, tienen hasta a Alan Menken componiendo las canciones nuevas. Con 'El Libro de la Selva' de Jon Favreau, del que vimos recientemente el primer tráiler, sirve como alarde técnico, y parece que no se va a ir muy lejos del original.
¿Pero una secuela de 'Mary Poppins'? Sin ser precisamente un talifán de la película de Robert Stevenson, no puedo evitar mi indignación con un proyecto que es tan innecesario como absurdo. Es una de esas películas que forma parte de los recuerdos de cientos, miles de personas. Todos hemos intentado decir alguna vez 'Supercalifragilisticoespialidoso'. Es uno de los papeles, sino el papel, por excelencia de la gran Julie Andrews. Se me ocurren miles de razones por las que esta secuela no debería existir. Para empezar, suerte buscando a alguien que esté a la altura de Andrews. Pero el principal "pero" que le pongo es que, al igual que con 'Maléfica', volverán a mancillar su legado. Por dinero. Porque realmente la película es mágica tal y como está. y por eso debería ser protegida por sus propios dueños. Evidentemente, me hago cargo que es muy difícil que los niños de hoy en día puedan querer tanto la película como lo hicimos nosotros. Ha envejecido, nos guste o no. Pero creo que merecería más la pena intentar recuperar a Poppins sin sacrificar el recuerdo que los mayores tenemos de ella, o de cualquier clásico Disney, antes que meterse en el berenjenal en el que se están metiendo simplemente por más y más billetes.
La necesidad de proteger el valor de lo original
Y otro problema. Comprobemos el calendario de estrenos de Disney que se presentó en la D23:
Centrándonos solo en Disney (es decir, obviando Pixar, Marvel y 'Star Wars'), tenemos cuatro películas originales hasta verano de 2017: 'Zootrópolis', 'Moana', 'El gran gigante bonachón' y 'La hora decisiva'. Puede sonar a mucho, pero una empresa con la capacidad de Disney puede hacer mucho más. Entre recaudación, venta doméstica y (sobre todo) merchandising, no creo que tengan muchos problemas de liquidez. Parte de ello debería ser invertido en superproducciones originales para compensar tanta secuela y tanto reboot. Que demuestren que siguen teniendo magia que soltar por sus pasillos. Que les den tiempo y dinero a los equipos para hacerlas bien, y si tropiezan (sí, todos nos acordamos de 'El llanero solitario', 'John Carter' o 'Tomorrowland'), hay que seguir intentándolo. Parecía que Disney no volvería a ser lo que fue, y han conseguido acercarse. Con 'Frozen' y 'Enredados' han dejado claro que todavía saben cómo se hace. En su momento, con 'Piratas del Caribe' o 'La búsqueda', también supieron cómo dar en el clavo. Me niego a pensar que precisamente ellos se han quedado sin ideas, sin nuevos cuentos que adaptar, sin nuevas aventuras que idear. Es evidente que necesitan las secuelas para recaudar, que siguen siendo una empresa que busca beneficios, pero no quiero que la fórmula sea una secuela para dar otra secuela. Y menos si, encima, se tocan los recuerdos de nuestra infancia. Que las nuevas generaciones tengan sus propios "clásicos" es genial, pero que sean a costa de los nuestros, es un precio que puede salirles muy caro a la larga. Hay que tener un poco de respeto por el pasado, y una secuela de 'Mary Poppins', vista la recepción que ha tenido entre los fans de la niñera mágica, dista mucho de respetar el recuerdo de la película original. Empezamos así y luego nos ponemos a hacer remakes de 'Ben-Hur' o 'Los siete magníficos'. Ouch.
Vuelvo a formular la pregunta: ¿necesita Disney seguir sin control esta moda de reutilizar sus clásicos? La respuesta es, evidentemente, no. Bastante jugo le sacan ya con las ediciones puntuales a la venta o los productos derivados, pero a veces parecen estar desesperados cuando, precisamente ellos, no deberían estarlo. ¿Por qué lanzarse a preparar 'Frozen 2' cuando las secuelas de Disney siempre han tenido la fama de productos de segunda, y tienen sin embargo un colchón gordísimo con 'Star Wars', que está vendiendo merchandising como rosquillas CUATRO MESES ANTES de su estreno? No veo mal las "nuevas versiones con actores reales" si se cuidan con mimo las películas de las que salen y lo que significaron para muchos de nosotros, pero vista 'Maléfica' se ve que eso no es ni mucho menos una prioridad para ellos. Es una exageración pretender calcar una edad dorada simplemente con la excusa de que ahora son con actores y no en dibujos. Los niños de hoy no son los niños que fuimos ayer, tienen otros intereses, otro tipo de cine y otros problemas. Quizás sería mejor intentar encontrar nuevas historias que traten los temas de la infancia de hoy, y no intentar apelar a la nostalgia de una forma tan descarada para vender lo mismo con un traje nuevo. Mary Poppins no nos puede ayudar más de lo que nos ha ayudado ya.
¡FREE MARY!