En los últimos cuatro años, Nicolas Cage ha aparecido en quince películas, a las que ahora mismo se suman cinco más en pre y post-producción. Sus problemas financieros están bien documentados (lo que explica el porqué de muchos, sino la mayoría, de los papeles que ha debido aceptar en los últimos tiempos). Pero no siempre fue así: hubo una época en la que Cage era muy respetado y podía elegir y rechazar papeles con mucha más precisión y elocuencia. Uno de los roles que rechazó fue el Aragorn "Strider" II Elessar en 'El Señor de los Anillos'.
El actor californiano fue interrogado por Newsweek, y a la pregunta sobre qué papeles se arrepentía de haber rechazado, respondió que ninguno, ya que piensa "que lamentarse es una pérdida de tiempo". No deja de ser un tópico, pero después de todo, Cage es una persona como cualquier otra, es decir, que arrastra decisiones malas, buenas y otras imposibles de calibrar. Como todos. Y, como todos hemos de hacer, ha construido el discurso adecuado (y lógico) para no dejarse hundir por ello.
"Trato de moverme siempre hacia adelante en lugar de vivir en el pasado o pensar en las películas que podría haber hecho. Ciertamente, eran películas que probablemente me habrían beneficiado si las circunstancias en mi vida me hubieran permitido hacerlas", explica el actor. No obstante, cuando se le da la vuelta a la cuestión y se le pregunta sobre qué papel le ronda la cabeza, lo tiene claro: "'El Señor de los Anillos'. Esa trilogía. Aragorn".
Obligaciones familiares
Eso es lo que adujo el actor como razón esencial para rechazar el rol que encumbraría a Viggo Mortensen. El rodaje de 'El Señor de los Anillos' duró 438 días y se llevó a cabo en Nueva Zelanda. Eso hubiera supuesto mucho tiempo fuera de casa, alejado de su familia. Así que Cage hizo lo que creyó correcto.