¿Qué fue de Sean Young? La disparatada historia de la replicante de 'Blade Runner'

La secuela de 'Blade Runner' llega a los cines 35 años después del estreno del influyente clásico de Ridley Scott. 'Blade Runner 2049' está protagonizada por un nuevo personaje, K

(Ryan Gosling), pero también cuenta con el regreso de Harrison Ford en el papel de Rick Deckard, uno de los personajes de su trifecta de iconos de la cultura popular que el actor está revisitando estos años (los otros dos son Han Solo e Indiana Jones, por si había alguna duda). En la película de 1982, Deckard se enamoraba de una atractiva replicante llamada Rachael, inolvidable personaje interpretado por la entonces prometedora Sean Young. La actriz tenía por delante un futuro brillante en Hollywood y estaba llamada a ser una de las grandes estrellas de los 80, pero su problemático comportamiento tras las cámaras, una serie de malas decisiones y un claro desequilibrio mental acabaron truncando su carrera.

Cuando Ridley Scott anunció en 2013 que la secuela de 'Blade Runner' salía por fin adelante y fijaba su estreno para 2017, Young saltó a la palestra para contar que el productor no había contactado con ella para la película. Visiblemente disgustada, la actriz aseguró haberse reunido con el equipo, pero se llevó la impresión de que la secuela no contaría con ningún intérprete de la original. Más tarde, cuando descubrió que Harrison Ford volvería a ponerse en la piel de Deckard, Young estalló y pidió a los fans en Internet que boicoteasen el proyecto (plan que no llegó a ninguna parte, obviamente). Al parecer, sus problemas con Scott derivados del conflictivo rodaje de 'Blade Runner', en el que Young y Ford no se soportaban, son la raíz del conflicto. Su trabajo en el clásico sci-fi, que aun considera la mejor película en la que ha trabajado, le dio una especie de sentimiento de preferencia en la filmografía de Scott, llegando a decir públicamente que el papel de Charlize Theron en 'Prometeo' debería haber sido suyo. El director, por su parte, siempre ha hecho oídos sordos a las exigencias de la actriz.

Escándalo en plató

La trayectoria de Sean Young está caracterizada por las polémicas y los encontronazos con la ley. Tras el rodaje de 'Blade Runner', Ford continuó triunfando en el cine gracias, entre otros éxitos, a las sagas 'Star Wars' e 'Indiana Jones'. Young, por su parte, intentó seguir el mismo camino apareciendo en 'Dunas' (1984), pero no corrió la misma suerte. Lo peor, sin embargo, llegó unos años después, tras el estreno de 'Impulso sensual' en 1988. Según cuentan, la actriz vivió un breve pero tórrido affaire con James Woods durante el rodaje, pero el actor decidió volver a los brazos de su por aquel entonces prometida, Sarah Owen. Incapaz de asumir la ruptura, Young empezó a acudir a la casa de la pareja para destrozar las flores de su jardín (!!!) y dejarles regalos macabros en la puerta, como muñecas de vudú ensangrentadas o fotos de cadáveres y animales mutilados. Woods le puso una demanda en la que especificaba el comportamiento enajenado de la actriz, con la que acabó llegando a un acuerdo para no ir a juicio. Años más tarde, Young seguía negando la historia de Woods, asegurando que todo se trataba de un plan de venganza de la pareja con el objetivo de hacer que pareciese que estaba loca, cuando en realidad el desequilibrado mental era Woods.

Otra de las historias más conocidas sobre la actriz es la de su disparatada campaña para que la contratasen en 'Batman vuelve'. Unos años después de participar en 'Blade Runner' y 'Dune', Young consiguió el papel de Vicki Vale en la primera entrega de 'Batman' de Tim Burton, pero tuvo que ser reemplazada por Kim Basinger después de romperse el brazo durante los ensayos. Hasta ahí nada fuera de lo común en Hollywood. La locura vino un par de años más tarde, cuando Young decidió que en compensación, el papel de Catwoman en la secuela tenía que ser para ella.

La actriz se presentó en los estudios de Warner Bros. vestida con un traje hecho a mano de la icónica villana de DC para convencer a Burton y Michael Keaton de que la dejaran salir en la película (según cuenta ella, Burton estaba en el baño y se la perdió). La estrategia no surtió efecto, y el papel fue a parar a Michelle Pfeiffer, cuya carrera recibió un gran impulso gracias a ello. Young, por su parte, trató de darle un giro (aun más) cómico a la historia, apareciendo en el programa de Joan Rivers caracterizada como Catwoman, pero al parecer, a los ejecutivos de Warner no les hizo mucha gracia. Muchos años más tarde, la actriz volvió a las andadas en un sketch del show de David Letterman, en el que la actriz se volvía a poner el traje felino y gritaba a los viandantes de Los Ángeles "¡No estoy loca!". El efecto fue el contrario al deseado: no era gracioso, sino triste. Estaba claro que la actriz necesitaba ayuda. En 2016, Young concedió una entrevista a The Hollywood Reporter en la que insistía que seguía interesada en interpretar a Catwoman: "Si los ejecutivos de Warner Bros. fueran buenos en los negocios me dejaría interpretarla ahora, y les conseguiría una gran cantidad de dinero". Claro que sí, Sean.

Estas no son las únicas historias que se cuentan sobre lo difícil que era trabajar con ella. El rodaje de 'Wall Street' (1987) también dejó unas cuantas anécdotas escabrosas sobre las desavenencias de la actriz con el equipo. La actriz protagonizaba escandalosas peleas diarias con el director, Oliver Stone, y Charlie Sheen (que no es precisamente el colmo de la sensatez y el buen comportamiento) le pegó en la espalda un cartel que decía "Soy la mayor zorra del mundo", que llegó a tener colgado durante horas sin que sus compañeros le dijeran nada. Como consecuencia, su papel, que originalmente iba a ser relevante en la trama, fue recortado en la sala de montaje.

¿Cuántas jugarretas tuvieron que aguantar de Sheen antes de despedirlo definitivamente de su serie, 'Two and a Half Men'? Ahí dejamos la pregunta.

Algo parecido ocurrió en el rodaje de 'Delitos y faltas', de Woody Allen, pero en aquel caso, su personaje desapareció por completo del montaje final. Warren Beatty tuvo menos paciencia, y directamente la despidió de 'Dick Tracy'. A comienzos de los 90, casi nadie quería trabajar con Sean Young, y con razón. Y a los osados que se atrevían a contratarla aun conociendo las historias que se contaban sobre ella, les decía que no. Young rechazó papeles en 'El piano' y 'Casino', decisiones de las que hoy en día se arrepiente. Lógicamente.

Problemas con la ley

Con el cambio de siglo y una carrera en Hollywood en coma (de promesa del cine pasó a acumular cuatro nominaciones a los Razzies), Young hizo lo posible por salir a flote trabajando en películas independientes y series de televisión. A partir de 2000, la actriz empezó a compaginar papeles episódicos en series como 'Sala de emergencias', 'CSI: Las Vegas' o 'One Tree Hill' con películas pequeñas y algún que otro reality. En 2010 concursó en 'Skating with the Stars', fallido talent show de patinaje sobre hielo del que fue la primera eliminada, y un año más tarde participó en el programa sobre rehabilitación 'Celebrity Rehab with Dr. Drew', donde se sinceró sobre sus problemas con el alcohol y accedió a buscar ayuda.

Pero lejos de apaciguarse con el tiempo, Young continuó protagonizando escándalos. Muy sonadas son las veces que la actriz ha intentado colarse en una fiesta de Hollywood. A Young no la invitan a los saraos porque es muy propensa a crear contratiempos, así que en 2006 se coló en la post-party de los Oscar que organiza todos los años Vanity Fair. Y atención a cómo lo hizo, porque ni Tom Cruise en 'Misión Imposible': la actriz aprovechó el revuelo causado por la llegada de Jennifer Aniston para meterse en la fiesta sin que nadie se diese cuenta. Eso sí, duró dentro apenas unos minutos dentro.

Pero eso no es todo. Durante la entrega de premios del Sindicato de Directores de 2009, se emborrachó y le dedicó improperios a Julian Schnabel mientras este pronunciaba su discurso de agradecimiento por 'La escafandra y la mariposa', para a continuación ser escoltada por seguridad hacia la salida. Poco después de este incidente, la actriz entró en rehabilitación, pero no tardó mucho en volver a las andadas. En 2012 fue arrestada por colarse de nuevo en una fiesta post-Oscar, en la que supuestamente llegó a abofetear a un guardia de seguridad. Antes de que la policía se la llevase esposada, Young pudo hacerse fotos con varias estrellas que sí habían acudido invitadas al evento, como Angelina Jolie, Brad Pitt o Sandra Bullock. Aquí las tenéis.

Actualmente, Young sigue tan polémica como siempre, pero ahora vierte sus frustraciones principalmente en Internet. Las redes sociales le han proporcionado una plataforma para dar rienda suelta a sus excentricidades, y las está aprovechando a base de bien. Últimamente ha llamado la atención por manifestar su enfervorizado apoyo hacia Donald Trump, por expresar su rechazo a las vacunas y opinar sobre todo cuanto acontece en el mundo, especialmente si detrás hay alguna disparatada teoría conspiranoica a la que se pueda adherir.

A estas alturas, es raro es que la vida de Sean Young no se haya convertido en un biopic de Hollywood (o una TV movie de Lifetime, que quizá sea más acorde al caso). No nos extrañaría que alguien lo hubiera pensado, pero no se atreva a sacarla adelante por miedo a lo que la actriz pueda hacer por impedirla. O peor aun, por protagonizarla.