Los fans de 'Downton Abbey' ya pueden disfrutar de una nueva aventura de los Crawley en cines con 'Downton Abbey: Una nueva era', disponible en salas desde el pasado 29 de abril. Uno de los aspectos más importantes del largometraje dirigido por Simon Curtis es que es, por un lado, un cierre de ciclo pero, otro, una invitación a un cambio en el posible devenir de la saga, pues la familia Crawley (y sus allegados) aún tienen mucho por contar tanto en la gran pantalla como en la pequeña.
A pesar de su título, 'Una nueva era' es una despedida, pues una de las escenas finales es la muerte de la condesa viuda de Grantham (Maggie Smith), la cual tiene tiempo para despedirse de cada uno de los miembros de la familia, así como también la que terminó convirtiéndose en su amiga y confidente, lady Merton (Penelope Wilton). Su posterior funeral es uno de los momentos más desgarradores y memorables de esta segunda incursión cinematográfica de la serie creada por Julian Fellowes, el cual firma el guion de esta nueva entrega. Y, claro, el deceso de la condesa viuda marca un antes y un después en la saga, pues supone un cierre que solo no es solemne, sino que se siente como un adiós a la ficción.
Sin embargo, a la vez que ofrece una despedida, concede también una posibilidad de regreso, pues deja la puerta abierta varias tramas, especialmente con el caso de lady Mary Talbot (Michelle Dockery), pues la ausencia de su marido (Matthew Goode) ha provocado una subtrama de flirteo con el director de la película que se rueda en Downton, encarnado por Hugh Dancy. Dado su carácter protagónico, la cinta deja la puerta lo suficientemente abierta para una tercera entrega de redescubrimiento del amor. A ello se suma una trama que quedó algo desaprovechada en 'Una nueva era' y que una tercera entrega podría recuperar: la del mayordomo Thomas Barrow (Robert James-Collier), cuyo final feliz se merece una extensión, especialmente en lo referente a tener un personaje LGBT de época cuyo destino no es trágico.
El destino de 'Downton Abbey', en manos de los fans
Con esas 'pequeñas brechas', Fellowes puede aprovechar para una tercera entrega, porque, dado su carácter coral, las historias que estén cerradas pueden servir de nexo para las que hayan quedado abiertas, como el caso del matrimonio de Tom y Lucy Branson (Allen Leech y Tuppence Middleton), con hija recién nacida, los cuales también puede aportar la sensación de nueva generación. A ello hay que sumarle que Fellowes ya ha dejado caer que es posible no solo retomar la historia de los Crawley con una tercera película, sino también con episodios sueltos o una miniserie a modo de spin-off.
Eso sí, a pesar del carácter luminoso de las dos películas, es evidente que una hipotética tercera entrega debería tener un tono más dramático, ya que la saga entraría en los años 30, una década difícil, que vivió el auge de los extremismos con la llegada al poder del fascismo en Italia (mediante un golpe de Estado) o del nacionalsocialismo en Alemania (mediante elecciones generales). Un momento tan turbio para la Historia, que desembocó en esa gran tragedia que fue la Segunda Guerra Mundial, obligaría a Fellowes a crear una historia más dramática que, por otro lado, serviría de contrapunto.
Lo único que queda claro es que todo depende de la reacción del público. Con más de 22 millones de dólares en taquilla, con buenas críticas de la prensa y los espectadores y a la espera de la acogida en el mercado estadounidense, donde debutará este 20 de mayo, los fans tienen la oportunidad de que la aventura cinematográfica de 'Downton Abbey' continúe.