Sarah Jessica Parker es la reina de las comedias románticas, pero si hay un personaje que ha conseguido que no nos olvidemos de ella jamás es el de Carrie Bradshaw en 'Sexo en la ciudad'. Ahora, casi 15 años después del final de la mítica serie, Parker se ha vuelto a meter en la piel de Carrie.
La actriz ha grabado un breve spot para una buena causa: llevar agua limpia a las zonas más empobrecidas del mundo. Para ello, se ha convertido en la imagen de una marca de cerveza que se encarga de donar a la ONG Water.org por cada botellín que vende.
"Revisitando a un personaje querido. Brevemente y con un cambio. Porque, gracias a Stella Artois, cuando cambias lo habitual puedes hacer algo bueno."
El anuncio recrea la apertura de 'Sexo en la ciudad', con Parker en su típica falda de tul y un autobús salpicándole agua de un charco al pasar mientras escuchamos la sintonía de la serie. La actriz ha compartido el vídeo en su Instagram, donde ha conseguido casi 1,5 millones de reproducciones en menos de un día. Hace tres días ya nos avisaba de su vuelta como Carrie en otra publicación de esta red social, en la que hablaba del "breve" regreso de su "vieja amiga".
Los fans de Parker se han mostrado entre emocionados y nostálgicos al recordar una de las series más icónicas de la televisión, lamentándose también de que la tercera película nunca llegara. Los comentarios en la publicación lo dicen todo: "¡no ha cambiado nada!", "¡la edad no le afecta!", "echo mucho de menos la serie", "¿por qué no podía haber una película más?"
Vuelve a HBO
Aunque Carrie Bradshaw ya no va a volver a Nueva York, Sarah Jessica Parker no ha abandonado la televisión ni la cadena que la catapultó a la fama. Este 15 de enero se ha estrenado la segunda temporada de 'Divorce', la comedia romántica que protagoniza en HBO junto con Thomas Haden Church. En ella interpreta a Frances, una mujer que intenta descubrir cómo rehacer su vida tras un traumático divorcio.
10 cosas que 'Sexo en Nueva York' nos enseñó
Que el sexo puede y debe ser conversación de sobremesa
No hay nada mejor en la vida que reposar la comida hablando de tu último polvo. La curiosidad nunca muere y la necesidad de contar tus anécdotas sexuales tampoco (querido lector, si eres hombre y crees que tu pene no ha sido el tema de conversación de sobremesa siento decirte que estás muy equivocado). Las conversaciones sobre sexo de nuestras protagonistas son una constante en la serie y siempre suelen desarrollarse de la misma manera. Samantha habla sin tapujos de alguna experiencia sexual, Miranda le rebate y, mientras, Carrie se ríe y Charlotte pide que bajen la voz avergonzada.
Que siempre hay formas más humillantes de cortar contigo
Todas las mujeres hemos sido víctimas alguna vez de formas no muy elegantes de acabar una relación. Un whatsapp, skype o una simple llamada telefónica son algunas de las más clásicas de hoy día. En esos momentos te sientes completamente ridícula pero entonces ves el capítulo de 'Sexo en Nueva York' en el que Carrie es abandonada a través de un post-it (uno de los episodios más divertidos de la serie) o aquel en el dejan a Miranda mientras está practicando sexo con el susodicho ("¿Cortas conmigo mientras aún estás dentro de mí?") y se te pasa.
Que las mujeres pueden disfrutar del sexo y no ser ninfómanas
'Sexo en Nueva York' es una serie repleta de escenas sexuales pero con algo diferente: aquí las mujeres llevan la iniciativa. Quizá el mejor ejemplo de ello es la insaciable Samantha, que colecciona amantes como quien colecciona zapatos, a la que le encanta el sexo y no le importa reconocerlo. Por supuesto, muchas personas catalogarían a este personaje de "ninfómano" (perdón, la palabra solo existe en masculino). Parece que si a una mujer le gusta el sexo es que está enferma y lo que hace esta serie es demostrar lo contrario naturalizando esta actitud y dejándolo claro: Sí, las mujeres también somos seres muy sexuales y a algunas nos encanta presumir de ello.
Que la moda también puede ser una adicción
Mucha gente critica la imagen de la mujer que la serie da como personas adictas a la moda y que necesitan un armario propio para sus propios zapatos, pero están en un error. Realmente, la única obsesionada con la moda es Carrie; de hecho, ella declara su adicción desde el principio de la serie y en más de una ocasión vemos que tiene que pedir dinero a sus amigas porque su último cheque se lo ha gastado en unos "manolos". Efectivamente, comprar ropa de forma compulsiva es una adicción como cualquier otra con la excepción de que está bien visto por la sociedad. Carrie es una modadicta anónima pero nos encanta.
Que en cuanto al amor y el sexo no hay nada escrito
El sexo como el amor es libre y adquiere muchas formas. Mientras que todo sea consentido, todas son perfectamente respetables. 'Sexo en Nueva York' abre mucho la mente en cuanto a este aspecto y, aunque la trama principal es una historia de amor de lo más convencional, sí que cuestiona formas clásicas de emparejamiento como la monogamia o el matrimonio y muestra infinitas formas de tener sexo (sadomaso, el voyeurismo o fetichismo...). La serie abre un abanico de filias sexuales y relaciones amorosas y lo hace sin juzgar a nadie.
Que la promiscuidad no es algo malo
Todos sabemos cuál es la primera palabra que a la gente se le viene a la mente cuando conocen a una mujer que practica sexo con muchas personas. "Sexo en Nueva York" fue la primera serie en la que cuatro mujeres mostraban una vida sexual muy activa sin conjeturas. Desde la más sexual, como Samantha, a la más romántica, como Charlotte, nuestra protagonistas siempre fueron conscientes de que la promiscuidad era otra forma de ejercer su libertad y que, por muchas relaciones sexuales que tuviesen, nunca se iban a sentir como esa palabra que en esta sociedad machista aún se usa.
Que ningún outfit es demasiado extravagante
Flores gigantes, estampados imposibles, pantalones de chándal con tacones, transparencias... Carrie "Dragshow" es el ejemplo perfecto de que la extravagancia también es una forma de vivir la moda y de expresar una forma de ser. La creatividad de las protagonistas por exhibir su personalidad a través de la ropa es inspiradora. Refleja a la perfección el carácter liberado de las chicas al mismo tiempo que nos transmite la atmósfera de la serie, una Nueva York que está viva y en la que nadie quiere dormir solo.
Que nadie se muere por estar soltero a los 30
Por la cantidad de aventuras sexuales que tienen nuestras chicas, muchos espectadores pensarían que tienen veinte años, pero no, la mayoría tienen treinta y tantos, y la más sexualmente activa, Samantha, ya pasó hace tiempo los cuarenta. Esa es otra razón por la que 'Sexo en Nueva York' es fantástica: no solo habla abiertamente de sexo, sino que demuestra que las treinteañeras también pueden gozar de su soltería y del sexo incluso más que las propias veinteañeras. En definitiva, que el buen sexo y el amor no termina a los treinta, y que la edad es algo puramente psicológico.
Que las mujeres pueden tenerlo todo
Amor, trabajo y salud. Las mujeres de hoy en día podemos tenerlo todo y más. Eso es lo que nos dicen las historias de las protagonistas de 'Sexo en Nueva York', cuatro mujeres que han logrado conquistar la independencia sin ayuda de los hombres y que disfrutan de ella como se les antoja. El empoderamiento de las protagonistas de esta serie resulta verdaderamente inspirador. ¿Cuántas veces se ve en la televisión a mujeres prestándole dinero a sus novios? ¿O comprando un piso solas? ¿O viendo una película porno y masturbándose? 'Sexo en Nueva York' también recalca ese lado individualista del sexo femenino e invita a disfrutarlo a sus espectadoras.
Que el hombre perfecto no existe
A pesar de todo el idealismo que rodea 'Sexo en Nueva York', hay una cosa que intentan dejar claro desde el principio: ese hombre del que nos han hablado en todos los cuentos de Disney, que nos espera a la salida del trabajo, nos regala flores y solo tiene ojos para nosotras, no existe y por lo tanto es estúpido perseguirlo. Como diría Samantha, "el hombre ideal es una ilusión así que dejen de esperarlo y vivan sus vidas, chicas". Ni siquiera Mr. Big era tan perfecto como parecía y lo sabemos.