Durante la Marcha de las Mujeres en Los Ángeles la actriz Scarlett Johansson fue una de las múltiples mujeres invitadas a hablar en el escenario. La protagonista de 'Match Point' usó su momento para sacar a relucir algunos problemas personales y otros que han estado de actualidad durante las últimas semanas. Algo que causó mucho revuelo entre la prensa y en las redes.
"¿Cómo podría una persona respaldar a una organización que ayuda a proveer ayuda a las víctimas de acoso sexual mientras en privado se aprovecha de personas que no tienen poder?" fueron las declaraciones que Johansson emitió durante su discurso seguido de un: "Por cierto, quiero mi pin de vuelta".
Rápidamente la gente empezó a especular, y pronto se supo (tal y como confirmaron los representantes de la actriz) que era James Franco el objetivo de las críticas. El director de 'The Disaster Artist: Obra Maestra' llevó el pin de Time's Up en la gala de los Globos de Oro y durante los próximos días hasta cinco mujeres acusaron a Franco de conducta inapropiada, algo que pronto desmintió Franco en un late night.
Ojo del huracán
Scarlett Johansson se ha convertido en una de las mayores representantes a favor de los derechos de la mujer, pero también ha tenido que ver como se le acusaba de haber trabajado junto al polémico director Woody Allen.
"Durante muchos años a las mujeres se les ha enseñado a ser educadas, a servir y a complacer. Me he dado cuenta de que no solo mi yo de 19 años, sino mi yo del patio de la escuela, mi yo casado, y mi yo profesional han sido víctimas de esta condición. Por eso recientemente he introducido una nueva frase en mi vida que me gustaría compartir con vosotros: No más complacer. No más sentirse culpable cuando hiera los sentimientos de alguien por algo por lo que no me sienta cómoda", finalizaba Johansson.
Las 10 mejores interpretaciones de Scarlett Johansson
'Lost in Translation'
Un actor agarrado a la publicidad más cutre para seguir sobreviviendo. Una mujer que mata el tiempo libre, eterno, tumbada en la cama y mirando la calle desde la ventana. Podrían no haberse encontrado en toda la vida, haber seguido caminando por rutas tan distintas como intrascendentes. Pero las luces de neón de Tokio pesan demasiado y la soledad termina uniendo a los perdidos.
Por eso, todo lo que ocurre en 'Lost in Translation' tiene un sentido que va mucho más allá de la cautivadora belleza visual que consigue Sofia Coppola en cada una de sus escenas. Y los principales culpables son Bill Murray y Scarlett Johansson, precisos a un nivel solamente relacionado con la excelencia. Centrando nuestra mirada en ella, lo que nos encontramos es una interpretación repleta de ternura y melancolía, una presencia que brilla en medio de mil personas que se dan cita en los rincones de una ciudad eterna. Probablemente, el mejor trabajo de su carrera.
'Under the Skin'
Desconozco si la novela de Michel Faber a la que adapta 'Under the Skin' es tan ambiciosa, extraña, compleja y, lástima, tediosa como su versión cinematográfica, pero estoy bastante seguro de que pocas actrices darían tanto la talla en el papel de su protagonista como Scarlett Johansson. La actriz, después de reventar taquillas de todo el mundo con 'Los Vengadores', tomó una decisión repleta de riesgo y valentía interpretando a un personaje que hace de la contención y el silencio su bandera, que suponía todo un reto en su carrera y que se alejaba por completo de los intereses más comerciales de la industria.
Para algunos, la película es una de las joyas más fascinantes de la ciencia ficción reciente. Para otros, un bostezo. Eso sí, todos coincidimos en la enésima demostración de talento de una sobresaliente Johansson que se entregó en cuerpo y alma a una propuesta de naturaleza suicida.
'Los Vengadores'
Por más que nos encanten las dos entregas de 'Los Vengadores', más la primera que su irregular secuela, está claro que ambas cometen un error al ubicar en un terreno tan secundario a la Viuda Negra. Principalmente, porque Scarlett Johansson no se toma a broma en ningún momento a su personaje, otorgándole una personalidad a prueba de balas.
En sus manos, lo que podría haber terminado siendo una heroína de andar por casa perdida en un universo de superhéroes llenos de poderes increíbles, termina convertida en una estupenda revisión de Nikita, eso sí, con un pasado más conflictivo. En definitiva, Marvel, menos subtramas románticas para la Viuda y más películas individuales para ella.
'Don Jon'
El sorprendente debut en el largometraje de Joseph Gordon-Levitt, 'Don Jon', estaba repleto de agradables sorpresas, pero si había alguna que destacaba por encima de todas era, sin lugar a dudas, la interpretación de Scarlett Johansson. Su personaje, una choni salida directamente de la imaginación de un adolescente en plena efervescencia sexual, tenía mil y una posibilidades de caer en la parodia o el estereotipo más aburrido, pero la actriz maneja en todo momento el tono y ritmo necesario para convertirla en algo más. En mucho más.
Cuando no está en pantalla, la echas de menos. Cuando se marcha de la escena, la echas de menos. Cuando la película parece venirse abajo, la echas de menos. Cuando todo termina, la echas de menos. Y ahí seguimos. Una interpretación maravillosa.
'Match Point'
Tentación y víctima. Fuego y perdición. Pasión y tragedia. Suerte y desgracia. 'Match Point' sería menos obra maestra, etiqueta innegociable, sin Scarlett Johansson. Y no es porque su personaje juegue el papel clave de toda la trama, sino que su interpretación es tan hipnótica, tan memorable, que uno no puede más que rendirse a la evidencia. Y con toda la felicidad del mundo.
Woody Allen entregó su guion más redondo en muchos años y Johansson supo aprovechar la oportunidad desplegando todo su arsenal de encanto, carisma y fragilidad. Una combinación letal que cautivó a su director y a los espectadores que guardaron para siempre en su memoria la mirada triste de un personaje que parecía indestructible.
'Her'
'Her' sigue siendo para muchos espectadores, entre los que me incluyo, la obra maestra más memorable de la última década. Una propuesta de múltiples lecturas en la que uno puede quedarse con la visión de un futuro que vislumbramos con poca dificultad, con el retrato de la soledad más certero, con la incomunicación de una sociedad que camina mirando al suelo y que solamente es capaz de levantar la mirada cuando su dispositivo móvil se lo indica, o con el mensaje optimista de que, cuando las cosas vayan mal, siempre quedará el contacto físico, aunque sea un hombro donde llorar. Todas esas ideas, todas esas situaciones, todas esas reflexiones son las que proponía el Spike Jonze más inspirado, regalando un buen número de escenas inolvidables, de instantes de cine en estado puro.
Y, por encima de todo, Samantha. Esa voz. La clave de que todo explote en mil pedazos, que todo tenga un sentido, que todo se eleve. Lo que hace Scarlett Johansson es un regalo. Porque, lo que consigue aquí, sin aparecer en ninguno de los segundos que conforman la película y con la ayuda exclusiva de sus cuerdas vocales, es uno de los logros cinematográficos más potentes de los últimos años.
'La joven de la perla'
La primera película de Peter Webber, director que lamentablemente cayó de inmediato en la más absoluta intrascendencia, basaba, en apariencia, todo su potencial en el acabado formal, influenciado directamente por la pintura, modalidad artística que rodeaba su historia y contexto principal. Sin embargo, en medio de la indiscutible belleza visual, aparecía Scarlett Johansson, en su versión más irreconocible, para, desde una apariencia fantasmal, arrebatar toda la función.
No hay una escena en la que no parezca estar cerca de romperse como el más frágil de los cristales. Delicadeza absoluta en una interpretación que, tras 'Lost in Translation', confirmaba la evidencia de estar ante una actriz más que interesante.
'Lucy'
Para un director como Luc Besson, especialista en la creación de memorables heroínas de acción, con 'El profesional (León)' y 'Nikita' a la cabeza, contar con Scarlett Johansson para protagonizar 'Lucy' es poco menos que un regalo para estar eternamente agradecido.
Porque no importa que la película pierda por completo la cabeza en su último tramo, ridículo y pedante, fallido y delirante, ahí está ella para salvar los muebles a golpe de carisma y personalidad. En el mismo instante en el que aparece en pantalla, todo funciona. Es una superestrella. Y nadie puede hacerle sombra. Ni lo intentan. Besson, le debes mucho a Scarlett.
'Scoop'
Tras el maravilloso resultado de su primer trabajo conjunto, 'Match Point', Woody Allen lo tuvo más que claro: Scarlett Johansson protagonizaría su próxima película. Dicho y hecho. Cambiando por completo el tono, de la tragedia griega al entretenimiento veraniego, de la ópera al jazz más luminoso, en definitiva, del thriller dramático al misterio enredado en la carcajada, el genio neoyorquino le ofrecía a la actriz la oportunidad de dar rienda suelta a su vis cómica con 'Scoop'. Y ella la aprovechó.
Dentro del conjunto, tan ligero como divertido, Johansson se convertía en la mayor virtud de la película, arrebatadora en su encanto y torpeza, combinando su sensualidad con su talento para aprovechar cada pequeño instante de lucimiento. Un buen trabajo de su director. Un trabajo mayúsculo de su protagonista.
'Ghost World'
Aunque su personaje juegue un papel claramente secundario, Scarlett Johansson consigue sacar oro de cada una de sus apariciones a lo largo de esa joya llamada 'Ghost World', una de esas raras avis de cine independiente en las que todo fluye a las mil maravillas y nada parece impostada.
Un trabajo ingenioso y equilibrado en el que, junto a la maravillosa amistad/amor platónico establecido entre Thora Birch y Steve Buscemi, destaca la química entre Johansson y la protagonista, capaces de convencerte al segundo de que son amigas de toda la vida. Por eso, ese instante en el que el personaje de Scarlett engaña a Birch por teléfono diciéndole que ya ha quedado con sus amigos del trabajo nos rompe el alma. De pura naturalidad.