A golpe de bisturí

Mary es una joven estudiante de medicina al borde de la ruina con un futuro prometedor como cirujana. Partiendo de tal premisa, podríamos creer que el argumento ideado por las hermanas Soska es la enésima recreación de la aburrida vida de un grupo de estudiantes de medicina y sus relaciones personales. La televisión ha sido la culpable de la idealización (ficticia) del mundo sanitario, llenando quirófanos y salas de espera con apuestos y atractivos hombres y de doctoras despampanantes en busca del amor verdadero y toda esa sarta de estupideces que siguen haciendo suspirar a los televidentes de todo el globo terráqueo. Seamos concisos y llamemos a las cosas por su nombre: los hospitales son aburridos, huelen a enfermedad y a muerte, y las interrelaciones entre sus trabajadores son las mismas que las que podrían sucederse en la cocina de un McDonals. Así pues, desde Canadá llega esta nueva visión acerca de las aptitudes de una bellísima joven (una Katharine Isabelle más explosiva que de costumbre) que está dispuesta a todo por trabajar en aquello que realmente ama: la cirugía.

En tal caso, el talento de Mary es inversamente proporcional al dinero de su cuenta corriente, hecho que le lleva a aceptar un trabajo en un club de striptease donde el mundo de la cirugía clandestina se le abrirá a través de unas las puertas que le harán descender a su propio Infierno destructivo, acompañada por una serie de estrafalarios personajes cual Dante en su periplo en la Divina Comedia.

Las hermanas Sylvia y Jen Soska (quienes se reservan para sí mismas dos de los pequeños papeles más estimulantes y divertidos de la película) debutaban con esta sorprendente obra maestra alabada por crítica y público gracias a una historia original y una vibrante interpretación de la scream queen canadiense por excelencia, Katharine Isabelle (la inolvidable hembra-lobo de la trilogía 'Ginger Snaps'), quien ataviada con el atuendo de cuero y tacones de una femme fatale al uso, da rienda suelta a su talento con el bisturí creando una serie de macabras "obras" candidatas a formar parte de 'La Parada de los Monstruos' de Tod Browning, y donde la dispersa línea que separa el bien del mal se nos presenta de una manera absolutamente borrosa a través de la cual los personajes van deambulando de un lado a otro y trazando una serie de líneas que se encontrarán en un poético final que supondrá la conclusión de los hechos derivados dentro del nocivo submundo donde se hunde nuestra 'American Mary', una chica dispuesta a vivir su sueño americano cueste lo que cueste y sin valorar las nefastas consecuencias a la que le llevarán sus propios actos.