
'Van Gogh, a las puertas de la eternidad': Los tormentos del genio
Sin spoilers
'Van Gogh, a las puertas de la eternidad' es un retrato de la última época del fascinante artista, en la que pintó las obras maestras por las que se haría inmortal tras su muerte. Schnabel crea un relato que, en seguida, lleva al espectador a la Francia de finales del siglo XIX, lo hace de forma muy detallada, logrando traer a la vida ese contraste entre París y Arles, entre el mundo culto, aunque precario y bohemio, en el que vive el pintor y una población ignorante y zafia. El realizador, que coescribe el guion junto con Louise Kugelberg y Jean-Claude Carrière, inicia el relato entre medias, como si, de golpe, se metiese en la vida del artista.
No obstante, ese cuadro de los últimos años de Van Gogh resulta algo desvencijado, como si sus episodios no tuviesen claro cómo transmitir su estilo de vida, su manera de ver al mundo, los tormentos y emociones que canalizó a través de la pintura. Con lo cual, resulta un retrato algo distante, poco evidente, perdido entre delirios, ensoñaciones y realidad. Quedándose muy lejos de la elegía que crearon Dorota Kobiela y Hugh Welchman en 'Loving Vincent'. De hecho, la cinta está más cercana a la barroca 'Rodin', con la que Jacques Doillon mostró el lado más intenso del célebre escultor, pero de una forma taciturna y excesivamente lúgubre.
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