Obra de arte

Normalmente, antes de ir al cine, trasteo un poco,

e veo el trailer, leo alguna crítica, vamos me informo, pero en este caso me he lanzado a la piscina sin dudar; tenía claro que estaba llena, porque Alejandro Oñarritu es el agua. Maravillosa de principio a fin, exquisita hasta la última cucharada. Imágenes oníricas que dan paso a metáforas que activan tu cerebro, lo llenan de luz. Diálogos ricos como una mina de oro, llenos de inteligencia. No tiene desperdicio. El único pero es su excesivo metraje, pero queda disculpado porque en las obras de arte, el autor, que se da cuenta del diamante que tiene entre manos, no quiere bajarse de la nube en la que se encuentra y siempre necesita un plano más, una frase más, un diálogo más, un sujeto, un verbo y un predicado más. Viva México cabrones. Hernán Cortés era un puto asesino. Por cierto, tengo una seguidora, Vandolera. Gracias por tu interés. Si lees esto me llamo Ramón. Te apetecería ir al cine? Pensarás si estoy intentando ligar y la respuesta es que tengo curiosidad.