A veces es necesario no imaginarse sólo las cosas

'Borat 2' no sorprende y no reinventa ninguna rueda. Pero da la sensación de que en los últimos años nos hemos creado un caparazón a base de normalizar comportamientos que para nada son normales. El hecho de ponerlos negro sobre blanco y verlos de nuevo con nuestros propios ojos, bajo el paraguas de la sátira, es un ejercicio que puede no ser necesario para muchos, pero desde luego tampoco sobra.

La vida del producto es sin embargo muy limitada, y desde luego no está hecho para cambiar la intención de voto de ningún seguidor de Trump, sino para movilizar a una electorado que, por quedarse en casa en medio de una pandemia histórica, puede cometer una de las atrocidades más grandes de la historia.

'Borat 2' a veces es inteligente, y otras muy simplista. Su mayor pecado es tener varias situaciones en las que podría haber dado mucho más juego del que finalmente da, quedándose en una superficialidad que por otro lado debemos de entender debido a las complicaciones que ha tenido que sortear en el rodaje.