Bajos fondos Made in Spain

Esta peli si fuera exactamente igual que esta, solo que made in USA, con un presupuesto ingente en publicidad para atraer a las masas y con Ashton Kutcher (o como se llame) o cualquier otro actorzuelo similar yanki, estaría ahora arrasando en taquilla.

Esta historia del submundo cutre y casposo de la delincuencia nacional ocupado en montarle a toda costa un puticlub a la puta madre ex-reclusa del protagonista lo tiene todo para atraer a la gente al cine: violencia en grandes dosis, humor (a veces muy negro, pero del bueno), sexo, personajes con garra (Angela Molina se sale, y no sólo ella), y dosis de ternura entrañable inmersa entre tiros, secuestros, trata de blancas, policías cabrones, putas yonkis, directores porno, travestis con crisis de identidad, matones enamoradizos medio tarados de ojos azules y demás fauna friki. Y todo esto contado con un ritmo que casi nunca decae en una historia que te atrapa desde el primer minuto.

Quizás nada de esto sea original. Cosas similares se han visto en Robert Rodríguez, en el Tony Scott de "Amor a Quemarropa", en Tarantino, pero aquí Paco Cabezas lo españoliza todo y da un toque propio con alguna influencia almodovariana (el genial travesti Infantita) que te hace olvidar los modelos originales.

Y una baza muy importante:

Los actores están espléndidos y les toca interpretar roles muy bien definidos para ser una película en la que la acción podría comerse a los personajes. Mario Casas, que aquí no tiene que ocuparse en enseñar sus músculos como en "3MSC", parece que se puede centrar más en la interpretación y cumple bien con el papel de macarra de buen corazón. Vicente Romero está magistral en su cometido de chulo con tablas barriobajero, Macarena Gómez también se zampa con patatas a su puta yonki, Dario Grandinetti, Dámaso Conde etc, etc y para mí por encima de todos, Angela Molina dando clases de interpretación como el zorrón desmemoriado con alzheimer galopante que embrolla toda la situación y precipita la historia hacia su tramo final.

Puntos en contra: Algún personaje es en exceso caricaturesco o tópico, como la salidorra hija del jefe de policia o la mafiosa en silla de ruedas, y quizás el ritmo falla algo antes de alcanzar el tramo final, aunque luego consigue remontar con creces.

Es el tipo de película que una crítica sesuda jamás valorará, pero que cumple con creces su papel de entretener dando con calidad muy apreciable un espectáculo de masas: violencia, humor negro y ritmo trepidante (que afortunadamente no es lo mismo que montaje trepidante). Su casi único problema: el hecho de ser española le dará el rechazo de muchos espectadores que no dudarían un momento en ver un producto similar hecho en Estados Unidos. Ojalá el fenómeno de taquillas que ahora es Mario Casas atraiga lo suficiente al cine.