
'Cómo entrenar a tu dragón 2': De padre a hijo
Sin spoilers
'Cómo entrenar a tu dragón 2' consigue evitar el error común de las secuelas, no repite esquemas. Sin embargo, el éxito arrollador del primer filme provoca cierta presión en esta segunda parte. Como indica la propia sinopsis, esta cinta contiene mayor grado de grandiosidad que su predecesora. En la primera película se trataba la necesaria conexión con la naturaleza, del conflicto familiar, de los prejuicios acerca de lo desconocido. Ahora su sucesora da un paso más allá y muestra un relato más complejo, el conflicto es de escala mayor al tratarse de la civilización entera.
Y es ahí donde reside el encanto de esta película. El protagonista, Hipo, ya no es un adolescente marginado; ahora, es un joven adulto que tiene un conflicto interno entre el deber familiar y la lealtad hacia las ambiciones propias. Y cuando la guerra estalla, esas dudas se resolverán aunque de la manera que hubiera deseado. Esta segunda parte ha concentrado el protagonismo en Hipo porque él representa la cara amable de la humanidad, representa la concordia, la diplomacia, el respeto a la naturaleza y el medio ambiente. Mientras, el antagonista Drago representa la soberbia, la arrogancia, la tiranía de un cacique que pretende convertirse en un opresor dictador. Una pequeña dosis de maniqueísmo, que funciona correctamente al tener un trasfondo de interesante lectura.
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