Cuando cambias los efectos especiales por guion

'Deadpool' supone un aire de fresco a las clónicas historias de superhéroes no sólo por los chistes, el humor subido de tono o la carnaza gratuita. La gran novedad de 'Deadpool' es que, por fin, una película de superhéroes se sustenta en algo más que dos o tres batallas de más de media hora plagadas de efectos especiales.

Tal vez sea ese el gran acierto de una película a la que le ayuda tremendamente contar con un presupuesto estrecho y no ver por ningún lado la mano de Disney. Porque la misma 'Deadpool' de ahora alargando media hora la batalla final para llenarla de explosiones gratuitas y efectos especiales elaborados habría dado lugar a un bodrio más de la factura de 'Los Vengadores'.

Y sí, 'Deadpool' es malhablado y grosero, pero no creo que sea ese su principal atractivo como película. El gran logro es precisamente ese guion, plagado de guiños y referencias multigeneraciones que es muy difícil que descubras a la primera. Y tiene mucho mérito porque el público que se ríe con una broma sobre Mama June y otra sobre Sinead O'Connor no es el mismo ni pertenece a la misma generación.

A 'Deadpool' se le pueden poner algunos peros, entre ellos que la película está llena de huecos sin actividad o interés que no se han parcheado, o algún que otro fallo garrafal de casting (T.J. Miller, por favor...) pero el conjunto es sólido y supone un soplo de aire fresco para el género.