Dispongo de barcos

Cuatro hombres, que posiblemente no se hayan conocido nunca de antes, caminan sin rumbo por una extraña ciudad sin querer cruzarse unos con otros y escuchando las voces que parecen venir de muy lejos. Poco a poco, sus no-encuentros se convierten en encuentros. Todos necesitan salir de su aislamiento por razones diferentes, todas relacionadas con poner fin a la locura que los atormenta en su día a día, que es ahora un sinvivir. En días separados y sin presupuesto, el atrevido director español Juan Cavestany rodó con una cámara de mano lo que él mismo llama una "comedia de acción mental acerca de la soledad, el miedo a la necesidad de recordar y un robo fallido". Todo un riesgo de puesta en escena que contó con actores de alta categoría.