A pesar de los años ¡Aquí no hay quien viva!

Polansky es un extraño ser. Tiene películas fantásticas como ésta y, trabajos surrealistas y difíciles como El quimérico inquilino. Una vida personal realmente complicada y truculenta con juicio pendiente por abusos sexuales o violación en USA que, de poner un pie en ese país le puede complicar, mucho, la vida.

Un físico, dejémoslo en "peculiar". Una mente brillante capaz de maravillas y bodrios por igual. Pero una referencia indiscutible.

Esta película es una joya del cine de terror diabólico, por ponerle una etiqueta que defina a groso modo su posible encuadre en categorías.

La historia se narra desde una perspectiva totalmente natural: parejita ilusionada y joven que se traslada a un maravilloso edifcio de apartamentos junto a Central park, nada menos... Sus vecinos inmediatamente tratan de congenira con ellos y, de incluirles en su círculo social, a veces demasiado insistentemente. Unos plastas, vamos... Ambos lo observan al principio como algo gracioso. Poco a poco Mia Farrow/Rosemary empieza a notar ciertas actitudes y cambios en su marido que, le mosquean y finalmente le empiezan a provocar pavor. El embarazo se convierte en el acontecimiento social de la escalera y, todos quieren porteger, mimar, cuidar y CONTROLAR el mismo. Incluso elegir al ginecólogo que DEBE atender a la madre, pese a su tímida, miedosa y, cada vez más imposible oposición. Las pistas sobre la verdadera intención de sus amables vecinos comienzan a desperdigarse lenta y sutilmente hasta que se hacen flagrantes. Si llegar a evidenciarse realmente su naturaleza hasta los últimos minutos del film, mosquear, mosquean... Poco se ve explícitamente. Mucho va generando una inquietud extraña... En el año 68, hay que tener en cuenta que estos argumentos no estaban tan manidos y, realmente esta película fue innovadora, sorpresiva e impactante. De ejecución casi perfecta tanto a nivel de dirección, como de interpretación. La madre, frágil y débil, intenta luchar contra lo que se hace ya inevitable y, desesperadamente frustrante. Cuando puede darse cuenta ya es tarde y, ni su marido de ha librado de la maligna influencia que todo lo controla. Deja el final totalmente abierto en cuanto a las enormes posibilidades que tienen de acabar controlando todo más allá de ese bloque de apartamentos....Abismo terrorífico si te metes en la piel de ese personaje para el que esto es real, aterradoramente cierto. Los actores están genial, forman un coro diabólico totalmente creíble y, destaca una esquelética Mia que, borda su rol hasta hacerte sentir esa angustia mostrada en toda su dimensión. Un clásico que, pese a su estética sesentera, en líneas generales no ha perdido fuelle y, es imprescindible para cualquier amante del buen cine en general.