
La dignidad del regreso al horror
Sin spoilers
El Conjuro tenía una dura tarea: ser la nueva obra del horror que vuelva a generar el impacto que tanto se hace esperar en un género tan trillado y bastante visto ya como lo es el terror.
James Wan estaría al frente de un proyecto "bravo", con intenciones suicidas, que de encontrarse por debajo del gusto popular, estaríamos ante otro fracaso de horror. Pero el director, productor y guionista malayo, encontró la elegancia con la que se debe tratar a todo film de esta índole. ¿Y cómo lo logró?
El Conjuro tiene un intenso suspenso y un terror que, muchos estaremos de acuerdo, asusta, y mucho. Gracias a una intriga inquietante, y la vibra que urge en el pensar "qué pasará ahora", la historia gana fortaleza y sustento para mantenerse con vida, a medida que los personajes, con esa misma fortaleza, van creciendo y se hacen parte de la trama.
No existen, en sí, variedades de cintas de terror de las que se puedan estar hablando horas y horas. Pero, a pesar de ello, El Conjuro logra, con creces, ser una película justa y digna, sin temor a ser juzgada y dando todo de sí para ser llamativa, intensa, productiva y muy entretenida.
Luego de varios años de sequía, James Wan consigue contrarrestar los malos pasares para traernos un film de calidad y profundidad al estilo más esperado por los fanáticos del horror.
Críticas de los usuarios