El traspié menos esperado

Luego de una primera parte que acariciaba la excelencia por sí sola, y una segunda que se condecoraba por aquel entonces como la mejor película de superhéroes jamás hecha hasta la llegada de The Dark Knight, Spider-man 3 llegaba como una apuesta poderosa, más que taquillera y fuertemente innovadora dentro del ámbito comprendido en el género.

Estaríamos, ni más ni menos, ante uno de los acontecimientos más icónicos del cómic, como lo es la aparición del simbionte y el traje negro de Spider-man. Pero, ¿cómo llevaría a cabo Sam Raimi semejante peso sobre su espalda, a la par que continuaría una historia que tomaba un rumbo brillante?

Sam deja en evidencia sus desesperadas ganas de contribuir a su éxito una digna trilogía que englobe una trama plagada de personajes "leyendas" dentro del cómic. Pero es esta desesperación la que lleva a Spider-man 3 a ser, en parte, un triunfo implacable en taquilla, aunque una decepción inesperada que dejaría al director estadounidense en la cuerda floja.

Sí, es cierto. No vendría mal un poco de picante al asunto e incorporar una batalla entre el bien y el mal que no tenga uno, ni dos villanos, ¡sino tres! Tres enemigos en una misma cinta. Cuatro si contamos que Peter Parker es su propio antagonista durante una historia que, si bien mantiene un ritmo excepcionalmente entretenido y dinámico, se ve envuelta en un guión no tan profundo en el concepto dialogal, y demasiado envuelto en solucionar los complejos que invaden a cada personaje.

Pero esto se vuelve contradictorio si tenemos en cuenta que, por raro que parezca, dichos personajes no suelen parecer en ningún momento un estorbo en la historia. Pero el problema es que no logran con creces afirmar su presencia y sentirse útiles con firmeza en el sentido total de la palabra.

El "plato fuerte" puesto en escena, era sin lugar a dudas el nuevo duende que interpretaría James Franco, quien tomaría las riendas de un Harry Osborn fuera de sí que estaría dispuesto a vengar la muerte de su padre. Y hay que admitir que la actuación de James es esbelta, ideal y necesaria para la continuación de la trama principal. Pero su presencia como Duende Verde, la cual era la que todo fan más esperaba, es muy escasa. Y es que ahí surge el gran problema, de una escasez innecesaria ya que el actor había encontrado el rol adecuado para su papel, y hubiese sido un gran villano para toda la película.

Otra apuesta de riesgo era la inclusión bastante bien conseguida de Flint Marko, en las pieles de Thomas Church, quien quedó perfecto en su papel de Sandman, vendiéndonos con simpleza a un tipo bonachón, pobre y desmantelado socialmente, que sólo buscaba el bienestar de su hija enferma. Lo bueno de su aparición, es el lado emocional que produce tras sus desafortunadas vivencias, siendo un villano que logra encontrar un sentido a buscar su lado más siniestro, y quizá -aunque con ciertas dudas- sea el antagonista mejor ubicado en toda la cinta.

Por último, la frutillita del postre que acababa siendo la magnífica presencia de uno de los enemigos más famosos y queridos de todo el universo del cómic, el simbionte Venom, bajo la floja adaptación de Topher Grace.

A ver... A decir verdad, el papel de Topher Grace no es para nada malo. Pero es que las actitudes y personalidad de Eddie Brock en sí le quedan muy grandes a un actor que interpretó el libreto -o hicieron que lo haga- de una manera mucho más liviana. Nos hace creer ser Eddie Brock, pero nos queda claro desde un comienzo que no lo es en su totalidad. Tal vez, le haya faltado mucha más experiencia para llevar a cabo a un personaje realmente siniestro, malvado y psicópata, siendo estas unas de las tantas características que encierran a dicho individuo.

Ahora bien, el resultado de todo este forcejeo de personalidades ya vistas, y otras caras nuevas, debilita en un medio porcentaje el avance de la película, el cual se disfruta mucho en la ventaja de no ser un fiel seguidor del género, ya que al serlo, se pueden llevar grandes decepciones por parte de la dirección y un guión del cual me tomaré un serio tiempo para describirlo.

Para que el guión funcione bien, debieron haber sido menores las sorpresas, y mayor la dedicación a los personajes ya estables en la franquicia. Gwen Stacy resulta un despropósito absoluto en una historia que sólo la utiliza para rivalizar aún más la relación entre Peter y Eddie. Y es que estamos hablando de un personaje de enormes dimensiones dentro del mundo arácnido, que no encuentra su protagonismo en una cinta que, simplemente, no la necesita más que para lo mencionado. Incluyamos, de paso, el malestar amoroso que genera en Mary Jane. Y es que tampoco es suficiente.

No quedan dudas de que si quisieran haber hecho algo importante por Gwen, su presencia debió quedar plasmada anteriormente, quizá precisamente en la "casi" perfecta Spider-man 2 con un poco más de voluntad. Y en ello se incluyen, para variar, la escasa profundidad con la que cuenta Harry Osborn como Duende Verde y Spider-man con su traje negro, y un Venom que deja muchísimo que desear tras una puesta en escena demasiado pobre para su gran talla. Pues un final, por más épico que sea, no le es digno al mismísimo simbionte.

Lo que merece ser resaltado aquí, es la impotencia que genera Spider-man 3, más precisamente la dirección y fallas de Sam Raimi, en la precipitación de querer plasmar mucho contenido -y de alto volumen- en una misma película. Esta se siente saturada por estas presencias, y no termina de brindar el espectáculo que en verdad quiere y siente que debe mostrar. Aunque lo manifiesta en magníficos efectos visuales, una banda sonora espléndida y batallas que sí quedarán, en su mayoría, para la posteridad en el género (probablemente, Spider-man 3 se encuentre en un top 5 de cintas de superhéroes con mayor y mejor contenido de violencia) no logra afianzarse con creces tras los fallos que ya he dicho.

Esta tercera parte engloba demasiados resultados, algunos buenos, algunos malos, y otros bastante flojos, pero a fin de cuentas, no es ninguna pérdida de tiempo. Es entretenida, divertida y muy violenta. Para los amantes de la fantasía y la acción, es un filme adecuado, aunque a su manera.