Balas perdidas

Recuerdo cómo la larga secuencia de acción de 'Jason Bourne' que se desarrollaba en Grecia me provocó el sueño. De noche, con disparos por doquier y persecuciones que estaban lejos de la brillantez de las primeras entregas de la saga. Algo similar me sucedió con la secuencia de la batalla final de la última 'Godzilla'. Actualmente, el género de acción se encuentra en ese ámbito grandilocuente que vende el alma por la grandilocuencia.

'Free Fire' regresa a lo más básico, a las raíces del género para brindarnos la 'Reservoir Dogs' de la década. Una decena de personajes se encuentran en una nave industrial abandonada para efectuar una venta ilegal de armas. Las cosas salen mal y la situación acaba en un absurdo tiroteo en el que todos parecen ser objetivo de todos en algún punto del filme. La comedia juega un papel fundamental, aunque sea la más negra y brutal, y eleva a la cinta a un nivel fascinante.

Otro valor añadido es su excelente reparto, liderado por Cillian Murphy, Brie Larson, Jack Reynor y Armie Hammer, que comprendieron a la perfección la intención de su director, Ben Wheatley, de revertir el desesperanzador rumbo que está tomando la acción comercial hoy en día.