Esencia Disney

Cuando una profecía condena a un reino a vivir un invierno eterno, la joven Anna, el temerario montañero Kristoff y el reno Sven emprenden un viaje épico en busca de Elsa, hermana de Anna y Reina de las Nieves, para poner fin al gélido hechizo. Adaptación libre del cuento "La reina de las nieves".

"Esencia Disney", nunca un título definió tan bien a una película, y es que en este caso, "Frozen" es una auténtica película de la factoría estadounidense, plasmando con su metraje valores y situaciones que ya nos eran conocidas de sus primeros trabajos, y devolviéndonos a esa época en la que Disney entretenía a los más pequeños con películas en 2D envueltas en un halo de ternura.

Pero todo se renueva en esta industria, y las cintas de animación no iban a ser diferentes. "Frozen" contiene mucho de lo mejor de los antiguos trabajos de Disney pero, en formato tridimensional. Y es que los aspectos más técnicos de la cinta son realmente sobresalientes, pero de ellos trataremos más adelante. Por el momento vamos a centrarnos en el guión, escrito por Jennifer Lee, y en el que tenemos todos los elementos correctamente dispuestos en el libreto.

Por un lado los personajes están bien creados, desde lo más básico de sus emociones hasta las más profundas y por las que guían sus actos. Sus personalides recuerdan a algunas de las princesas Disney más famosas del cine, pero a lo largo de la película, se transforman y logran impregnar la cinta de un toque único que los diferencia de otros parecidos.

En el caso de la princesa Anna tenemos unos de los personajes más adorables que Disney ha creado en mucho tiempo, y es que se nota que está hecho con mimo y cuidado para no olvidar ni el más mínimo detalle, creando un personaje único.

Si bien la historia no es nada del otro mundo, con decenas de elementos predecibles y situaciones extravagantes pensadas únicamente para el regocijo de los más pequeños de la casa, es una historia sencilla, trabajada, y hecha con cariño, y eso es algo que se nota durante todo el film.

Pero lo que más reluce de ella es ese aroma a los clásicos de la factoría, con una creatividad y sello de identidad característicos que logran encandilar a cualquier tipo de espectador, ya sea joven o adulto, sea su primera cinta Disney o la enésima que ha podido disfrutar.

Aunque si de algo puede acusarse a la cinta que hoy nos ocupa es su exceso musical que en algunos casos parecerá metido con calzador. Y es que está muy bien eso de encandilar a los niños con melodías pegadizas traducidas de forma sobresaliente al castellano, pero, las situaciones forzadas, ofrecen unos huecos argumentales de los que se percatan los espectadores más avispados, y que dañan ligeramente el conjunto general de la película.

Pero dejando a un lado la historia, y centrándonos en las interpretaciones, más bien las voces obviamente al tratarse de una película de animación, hemos de recalcar que la película goza de una perfección casi total. Pocos flecos o fallos de voz hemos podido sacarle a esta cinta que nos ofrece unas canciones correctamente versionadas al castellano y unas voces, como las de Ana Esther Alborg o Laura Pastor, realmente deliciosas, y en especial esta última, poniéndole la voz a la princesa Anna, la protagonista de la cinta, que lleva la voz cantante en la historia, y el personaje del que más nos encariñaremos en cuanto comience el metraje, especialmente en su faceta divertida y jugetona.

Destacar también el doblaje de Miguel Antelo en el papel del muñeco de nieve Olaf, que goza de una voz perfecta para el personaje al que interpreta.

Pasando a aspectos técnicos, y recalcando primero la música antes que la animación propiamente dicha, hemos de volver a señalar que nos encontramos con un exceso de canciones, o más que con eso, con una ubicación errónea de las mismas, colocadas en diferentes momentos del metraje, en muchas ocasiones forzadas, y que añaden poco o nada a la trama, salvo la musicalidad para encandilar a los niños. Y me refiero a su mala distribución recalcando el hecho de que la totalidad de las pistas están ubicadas en los primeros 40 minutos de metraje, dejándonos los posteriores 68 sin ninguna canción, que bien podría haber ayudado a reforzar lazos de amor entre algunos personajes o crear otros nuevos sin necesidad de palabras ininteligibles provenientes de unos desconcertantes ogros-piedras que se ocultan en el bosque.

Ahora centrándonos en la animación, hay que destacar la maravillosa estampa que nos ofrecen las reproducciones de la cinta en alta definición, ya que nos permiten ver con todo lujo de detalles los tan comentados efectos de partículas de los que goza la cinta en los entornos más invernales, dejando claro que es la mejor película de animación en entornos invernales que se ha hecho jamás.

La iluminación es otro gran punto a favor de la cinta. Esta otorga a los escenarios y en especial a los planos generales de los mismos un acabado extremadamente realista, tanto es así que en ocasiones tenemos la sensación de estar ante una fotografía, aunque la iluminación también falla, especialmente en los entornos cerrados, sobre todo al principio de la película, en ese gran baile de coronación en el castillo.

Por lo demás nada hay que destacar, salvo dejar claro que "Frozen" vuelve a los orígenes de Disney, que endulza al espectador con su música, su historia y su portentoso apartado técnico. Descuida ciertos aspectos del guión y trata de taparlos con canciones como si de yeso se tratase, pero son aspectos que no deslucen para nada un acabado final notable.

7.5/10 por lo tanto para la ganadora del Oscar a la Mejor Película De Animación del 2013 y también a la Mejor Canción, ese "Let It Go" tan pegadizo, traducido a decenas de idiomas, y que tanta vigorosidad otorga a la película durante la escena en la que se desarrolla la canción.

Muy recomendable y disfrutable especialmente para los más pequeños de la casa.

Para más críticas entrad en www.criticasdecinejorge.blogspot.com ¡Muchas Gracias!