¿Te apetecen unos frutos secos?
Sin spoilers
Escrita y dirigida por Juanjo Ramírez, Gritos en el pasillo puede sentirse orgullosa de ostentar el título de ser la primera película protagonizada íntegramente por frutos secos.
Sí, sí, como lo oís.
Gritos en el pasillo está elaborada únicamente con cacahuetes. Bueno, y algunos pistachos; y juraría que me pareció ver a una nuez graznando en un árbol. Pero la cuestión es que esta película de animación ha trascendido más de lo esperado, llegando incluso a proyectarse en algunas salas de cine del país.
¿Con razón? ¿Sin razón? Bueno, para eso estamos aquí, ¿no?
La película cuenta la historia de un ilustrador de cuentos infantiles contratado por el director de un manicomio para redecorar sus paredes, con la esperanza de mejorar el ambiente en beneficio de los internos; a pesar de encontrarse en un lugar tan siniestro, todo parece transcurrir con una relativa normalidad para el dibujante, hasta que descubre un pasillo más de lo previsto...
Nadie va a negar ahora que, si alguien se decide a asistir a la proyección de Gritos en el pasillo, es por el mero hecho de estar protagonizada por cacahuetes, y lo cierto es que poca cosa podía uno esperarse a excepción de algunas risas y de su mera originalidad.
Craso error.
Por increible que pueda parecer, Gritos en el pasillo es una película relativamente seria, e incluso bastante redonda, me atrevería a decir. Huyendo de las etiquetas que se le pudieran imponer en primera instancia, la película de Juanjo Ramírez no es una comedia, ni una frikada al uso, como cabría esperar tanto por la singularidad de su propuesta como por otras producciones anteriores de temática similar, como la saga de cortometrajes de los Thumbs de Steve Oedekerk, protagonizadas por pulgares.
Y es que Gritos en el pasillo es una película de terror en toda regla, con una trama muy bien elaborada (y sin resultar insufriblemente enrevesada, como suele habitual hoy en día) y ambientaciones dignas de alabar, tanto en la propia escenografía como en los juegos de luces o su bella banda sonora. Con una estética que, sobretodo en su presentación, destila una fuerte influencia del Tim Burton más arrebatador, en la línea de Bitelchus y, sobretodo, Eduardo Manostijeras, y con una trama y unos escenarios lúgubres y claustrofóbicos extraidos claramente de los relatos de Lovecraft (sobretodo de ciertos aspectos agenciados de la película de John Carpenter En la boca del miedo), Gritos en el pasillo es mucho más ambiciosa de lo que uno podría esperar en un principio.
Diálogos elaborados, encuadres preciosistas y personajes tan siniestros y perturbadores como el director del manicomio, el celador jefe, el doctor o Marita, son los puntos a favor de Gritos en el pasillo. Por contra, la película adolece también de ciertas lacras, como un doblaje no demasiado convincente para su personaje principal, y las propias limitaciones interpretativas de los frutos secos. Además, uno debe reconocer que si dicha trama hubiera sido protagonizada por actores al uso, puede que estuviéramos delante de una película sin ninguna peculiaridad, pero eso es algo que nunca sabremos.
Decir también que Gritos en el pasillo ofrece a su vez ciertos guiños humorísticos, sobretodo a la hora de atribuir elementos humanos al colectivo de frutos secos; así, los enfermos son llamados caducados mentales, las terapias de shock se convierten en crueles garrapiñaciones, y los perros de los celadores no son otra cosa sino pistachos, todo ello introducido en la trama con sorprendente sobriedad.
Resumiendo: una entretenida película, de escasa duración, pero que sorprenderá por la seriedad de su argumento y por una ambientación sórdida y onírica. Como decía algo más arriba, Gritos en el pasillo es mucho más de lo que parece.
Críticas de los usuarios
goethemola
Escrita y dirigida por Juanjo Ramírez, Gritos en el pasillo puede sentirse orgullosa de ostentar el título de ser la primera película protagonizada íntegramente por frutos secos.
Sí, sí, como lo oís.
Gritos en el pasillo está elaborada únicamente con cacahuetes. Bueno, y algunos pistachos; y juraría que me pareció ver a una nuez graznando en un ...Leer más