Se le acabó la mecha

En las antiguas cartillas militares españolas (ya se me nota la edad...) había un apartado donde ponía "valor". Generalmente se rellenaba con una fórmula "se le supone". Claro, todo eso salvo que diéramos con el Rambo de turno, que él solo fuera capaz de acabar con una invasión únicamente armado con un tirachinas. Centrándonos en Kevin Smith, director que nos deslumbró a todos con su "Clerks" y cuyas películas -todas, por malas que fueran- tenían un toque, un brillo que hacía entrever su talento, ahora nos ha dejado muy defraudados. Porque a Kevin Smith, yo el talento se lo suponía, a pesar de todas las barbaridades que se permitía hacer, en el barroquismo friki de "Jay y Bob contraatacan" o "Dogma". Todo se me ha venido abajo cuando he visto este refrito de poquísima o nula imaginación, que ha utilizado el reclamo del porno para intentar vendernos una historia de amor bastante ñoña, intentando además plagiar el modus operandi de Judd Apatow (se ve que es el referente norteamericano en comedias adultas rentables, como en su día lo fueron los Hermanos Farrelly) de una manera bastante tosca y torpe: un desastre de hombre, el clásico gordito que en su vida se ha comido una rosca, consigue irse a vivir con su amor del instituto, de toda la vida. Lógicamente a la bella chica ni se le ocurre acercarse con ánimos lujuriosos al gordito, pero cuando las facturas se le acumulan y viene la verdadera ruina (esa en la que le cortan a uno la luz, el teléfono, el gas y no tiene ni para comer...) se les ocurre una idea: rodar una película porno. Lo que podría haber sido sobre el papel una historia cachonda, irreverente, gamberra, original, chispeante... en realidad no es más que una almibarada y empalagosa historia romántica malvestida de frikismo intrascendente para parecer más "cool". ¿Qué le ha pasado a Smith? Cuando un universo tan personal como el de este director se exprime en siete películas...¿qué va a contar en la ocho? Pues lo mismo. El problema es que no ha estado fino, ni inspirado, y se le ha visto demasiado el plumero a la hora de intentar recaudar en taquilla por la cara -cosa que por cierto no ha conseguido-. Independientemente de haber contado con la mega-star del porno Tracy Lords para un (inútil) papel, la película es apestosamente condescendiente e inexplicablemente "limpia", a pesar de sus (demasiado fáciles) chistes escatológicos (algunos de un mal gusto inexplicable para alguien a quien se le supone medianamente original e inteligente). Decepción completa y absoluta. Quizás es que he sido demasiado condescendiente con la historia previa de Smith, y tenía una idea preconcebida demasiado fijada. Pero objetivamente hablando (al menos, desde mi punto de vista... paradójicamente), es un film previsible, tontorrón y demasiado fácil. Smith se ha hecho viejo. Y se le acabó la mecha.