Empieza bien, chirriante final

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Bajo este original título se esconde una cinta muy indie, con una cuidada banda sonora (The Go, Jaymay, The Generationals, Katrina Lenk o Shout Out Louds entre otros grupos) y actores casi desconocidos.

Ganadora del Premio de la Audiencia y nominada al Gran Premio del Jurado en Sundance 2010, esta cinta es algo atípica, ya que su director, guionista y actor protagonista son la misma persona, Josh Radnor, al que hemos podido ver en series como A Dos Metros Bajo Tierra, Cómo conocí a vuestra madre o Urgencias.

La idea que define la trama de esta película es "Ve y déjate querer". Y así narra, al estilo de Solteros de Cameron Crowe, las historias de amor y desamor entre unos jóvenes amigos, parejas o recién conocidos, la atracción entre ellos, el amor a primera vista, el que perdura, la admiración o la compasión que despierta un niño perdido en el metro.

Capta un momento generacional, como ya lo hizo antes Reality Bites, en donde un grupo de jóvenes se plantean, en la cúspide de sus vidas, el "hacerse mayor" proyectando la idea del amor, el amar y el ser amado, y, como en la vida real, cada uno a su modo.

Sam Wexler es un joven escritor que se encuentra a un niño perdido en el metro y toma la excéntrica decisión de llevárselo a casa, donde empieza una amistad un tanto desequilibrada. Sam sufre un flechazo al encontrarse con Mississippi, una camarera-cantante a la que Sam propone compartir habitación por unos días.

La trama incluye a su gran amiga Annie, con la que comparte muchas confidencias, y que también tiene problemas para mantener relaciones sentimentales dado su aspecto físico (ya que carece de pelo), y sus amigos Charlie y Mary Catherine, quienes planean mudarse a Los Ángeles para poner a prueba su relación.

La cinta es entretenida y fácil de ver. Sin embargo, recuerda demasiado a otras películas de temática similar, y si no fuese por su chirriante final, hubiera obtenido una nota mucho mayor.