Desamores cruzados

Hay muchas películas en las que su mismo título no se pronuncia a lo largo de toda el metraje, en cambio, en la que nos ocupa hoy, no dejamos de escuchar "inevitable" aquí, "inevitable" allí, etc. Estamos ante un poco sutil estudio del comportamiento humano y de sus relaciones, con ciegos filósofos y femmes fatales que harían cualquier cosa por conseguir un poco de plata, como dirían los múltiples intérpretes argentinos de esta coproducción.

En Inevitable convergen varios personajes, que cada vez irán teniendo más importancia y mayor influencia los unos en los otros. El protagonista, Fabián, un empleado de banco cansado de su trabajo, decide emprender un romance con una joven escultora, después de hablar con un afamado escritor invidente, que le insinúa que debe lanzarse a por el amor verdadero. Sin embargo, las cosas no serán tan fáciles, y un enredo de grandes proporciones no habrá hecho más que empezar.

No es la primera vez que se nos presenta una historia rocambolesca de vidas y amoríos cruzados, pero sí es de las menos acertadas últimamente. Daba para mucho más, si contamos con que Federico Luppi y Darío Grandinetti hacen gala de una poderosa interpretación, pero cualquier actor quedaría malparado al sucumbir al lastre que supone este guión. No ayuda tampoco que la sobreactuadísima intervención de Mabel Rivera esté cerca de rozar el ridículo, y mucho menos que la película, a medida que llega el tramo final, acabe cayendo en la parodia, sin saber adónde se dirige, casi recordando en sus disparatados diálogos a un mal capítulo de The Twilight Zone. Las escenas en los créditos confirman que, en algún momento, los guionistas han dejado de creer en lo que escribían y se han lanzado a una vorágine de demencia Sci-Fi de muy poca monta.