Mr. Bean, agente secreto

Nunca he sido especialmente fan de Mr. Bean o el actor que lo interpreta, Rowan Atkinson, pero reconozco su importancia como uno de los cómicos más emblemáticos del Reino Unido. Dejando a un lado varias apariciones en campañas benéficas o publicitarias, y una más que extraña participación en una película china el año pasado, llevamos tiempo sin ver a Mr. Bean. Por el contrario, Atkinson ha decidido regresar como su cuarto personaje más popular (el segundo sería Zazú de 'El Rey León' y el tercero el cura de 'Cuatro bodas y un funeral'), Johnny English.

La primera entrega de 'Johhny English' se remonta a 2003. La segunda se estrenó en 2011. Y la tercera llega siete años después, sin que nadie la haya pedido. Es cierto que las anteriores películas funcionaron en taquilla (la segunda incluso fue nº1 en España), pero inmediatamente después fueron olvidadas. Aquí ni siquiera se aplica la regla de la nostalgia, porque Johnny English no es un personaje que alguien echase de menos. En cualquier caso, Atkinson ha querido volver a ponerse el esmoquin y aquí lo tenemos de nuevo en acción.

Si os gustan las dos primeras películas, esta tercera parte no os decepcionará, porque ofrece exactamente lo mismo. La diferencia es que el contexto sociocultural ha cambiado, y ahora el excéntrico agente secreto del MI7 se debe enfrentar a un mundo completamente gobernado por las nuevas tecnologías. Del choque entre lo analógico, representado por English, y lo digital, encarnado por un hacker que planea dominar el mundo, se extraen los mejores momentos de la cinta, como la divertida secuencia en la que el espía se pone unas gafas de realidad virtual y la lía parda en Londres.

También es destacable el reparto, con Olga Kurlylenko (que ya fue chica Bond, y ahora acompaña a su parodia en una misión) como co-protagonista femenina, Ben Miller regresando como el sidekick de English, y la mismísima Emma Thompson como una muy simpática Primera Ministra del Reino Unido. Su presencia eleva de categoría una película más bien sosa y olvidable (como las dos anteriores), pero que satisfará a los fans del cómico y su inconfundible tipo de humor físico basado en el enredo y la torpeza.