Heroína de andar por casa

Cuando uno ve una película de David O. Russell se levanta la extraña sensación de que estamos ante algo convencional y ante todo lo contrario al mismo tiempo. El director de 'Tres reyes' sabe cómo emplear las fórmulas tradicionales sin dejar de introducir su toque personal, algo desconcertante habitualmente, en relatos con personajes fuertes con un punto de fragilidad que emergen de familias algo desestructuradas, como bien ejemplifican las repelentes hermanas de Mark Wahlberg y Christian Bale en 'The Fighter'. Por eso cuando 'Joy' está ante nosotros no cabe duda de que estamos viendo la nueva película de David O. Russell, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva.

Lo más encomiable es el esfuerzo de O. Russell en convertir una historia que podría parecer tan trivial como es el invento de la fregona mágica en un relato de superación personal que va mucho más allá del ya manido referente del sueño americano. Con toda seguridad el interés que se mantiene durante el metraje por saber si esa ilusión -cada vez más mermada con el paso del tiempo- y la capacidad creativa de Joy Mangano llegaban a buen puerto, no habría tenido tal eficacia sin la omnipresencia de Jennifer Lawrence como protagonista de la película. La joven actriz vuelve a sacar el máximo provecho al texto y la relación establecida con O. Russell y se convierte en el epicentro de una cinta que apoya sus cuatro patas sobre ella.

Esa total dependencia de ella queda clara en el momento en el que leemos el título de la película, por lo que no tendríamos que sentirnos engañados ante la exageradamente menor atención que se presta a los secundarios. Pero teniendo en cuenta que el cine de O. Russell siempre cuenta con apoyos en los segundos planos -que a veces se convierten en los primeros- para no sobrecargar al protagonista, aquí se echa algo en falta la carencia de ese familiar o confidente más dibujado, aunque no se puede negar que los secundarios son concisos y cumplen su función aunque no destaquen. A excepción de la vibrante intervención de Bradley Cooper, la pantalla pertenece a Jennifer Lawrence, que tiene y aprovecha la habilidad interpretativa para dar vida a un fuerte personaje femenino que no necesita de príncipes para sentirse realizada en una vida de incesantes conflictos procedentes de su pasado y obstáculos que la golpean pero nunca la dejan vencida en el suelo. Al igual que 'Joy', que impacta en varios aspectos pero no tiene ese golpe necesario para noquearnos.