
No sean kamikazes
Sin spoilers
Kamikaze viene envuelta por ese halo. Una película con una historia repleta de rostros reconocibles, premiados y admirados por el público. Ingredientes más que suficientes para convencer al maleable espectador. Pero Kamikaze juega bien. Muestra lo que promete. Álex Pina ha querido recoger en su ópera prima diferentes géneros. Esto puede ser un inconveniente, puede hacer que se quede a medio camino, que quiera abordarlos todos y no aborde ninguno. Para ser la primera no está mal, diría yo. Pina ha jugado todas las cartas con soltura envuelto por un equipo actoral que levanta la película. Nombres como Carmen Machi, Eduardo Blanco o un más que convincente Álex García componen el trabajo.
La comedia que se desarrolla en la película te roza, te saca una sonrisa pero nornhay intención de que te descuajaringues en la butaca a mandíbula batiente. Pina no quiere eso. El drama te toca, te emociona, te saca la lagrimita con patriotismo erróneo, vínculos destrozados y vidas que se encuentran para entenderse. Todo termina con buen sabor de boca, Todo muy optimista, nadie rompe, nadie cae, nadie se destroza. Todos vuelven a su casa como una chupipandi, quizá ahí resida el problema. Esa falta de realidad. Pero todo es una lección. Hay un mensaje de que ?sí se puede?, comentaba Verónica Echegui. Quizá con eso hay que quedarse, su intención la cumple. Te da una inyección de optimismo.
Seguramente como esta película encontraremos mil dentro de cinco años. Contadas de manera diferente pero con un mensaje similar. Tampoco podemos denostar esta historia por esa razón porque si fuese así no habría cine desde hace lustros. No esperen de Kamikaze la película del año, pero si van con la mirada correcta la disfrutarán. No le exijan lo que no quiere dar. No me sean kamikazes.
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