Un drama inusual para su época

En esta ocasión no tengo pensado extenderme mucho con mi crítica, ya que se trata de un clásico y no lo veo necesario.

"Kramer vs. Kramer" es una película maravillosa en todos los aspectos. No la había visto hasta ayer, y me arrepiento muchísimo de no haberlo hecho antes. La película es la adaptación de una novela. Cuenta la historia de un matrimonio de 8 años de duración, y con un hijo, que ha resultado fallido. La mujer, rota y culpable, abandona a la familia a su suerte para intentar recomponerse. A partir de ese momento, el padre, un hombre centrado en su trabajo, debe empezar a centrar su atención también en su hijo, lo que provoca una desestabilización en su trabajo. Poco a poco, y con ciertos altibajos, logra llevar a buen rumbo ambos cometidos. Es entonces cuando la madre regresa con la intención de reclamar la custodia de su hijo, aunque no tiene por qué ser ella la mala de la película.

Es un drama por el que cualquier persona puede pasar en su vida y con el que se logra una catarsis increíble. El pequeño echa de menos a su madre, el padre tiene que centrarse en su hijo, en su trabajo y, además, está alicaído por el abandono de su mujer. Y ella, confusa y destrozada, no sabe qué rumbo seguir en su vida. Las interpretaciones de todo el elenco principal y secundario es de 10, con un Dustin Hoffman, una Meryl Streep, un jovencísimo Justin Henry (alucinante a sus 8 años) y una Jane Alexander fantásticos. La dirección es extraordinaria, al igual que el guión, ambos a cargo de Robert Benton. La fotografía, algo ya más técnico, es genial, que aprovecha todas las cualidades de un drama judicial. Finalmente, la música barroca ayuda muy bien a la película para potenciar ese tinte dramático que persiste durante la primera mitad de la película y parte de la segunda.

Es una película recomendadísima. De culto, incluso. Sus 9 nominaciones al Oscar (ganados 5) están más que justificadas.