
No apta para claustrofóbicos
Sin spoilers
Tras ser proyectado en Sitges 2012 dentro de la sección Oficial Fantàstic Panorama, 'La cueva', el segundo film de Alfredo Montero contó con un nuevo montaje gracias a la labor de producción de Juan Gordon. El nuevo metraje, tras pasar por el Festival de Málaga y llevarse el Premio Nocturna Paul Naschy a la Mejor Película en Nocturna 2014, consiguió estreno comercial, algo que los fans del género supieron apreciar como era debido.
Jugando a la perfección con los esquemas básicos del found footage (para los neonatos, se trata de ese género cinematográfico de metraje encontrado, cuya principal característica es la del uso de cámara desestabilizada visto en primera persona), La cueva nos pone en la piel de cinco amigos, dos chicas (Marta Castellote y Eva García-Vacas) y tres chicos (Xoel Fernández, Marcos Ortiz y Jorge Páez), dispuestos a pasarlo en grande en sus vacaciones en Formentera. Grabándolo todo, claro está.
"He encontrado una cueva que te cagas" o "No pasa nada" son tan sólo algunas de las frases que nos hacen presagiar lo peor, pues con el descubrimiento de la caverna y su posterior incursión en la misma, asistimos en primera plana al deterioro de las relaciones personales entre aquellos que se creían amigos en el momento en que el espíritu de supervivencia y la desesperación asoman de entre los recovecos de esa cueva de la que parece ser imposible salir.
Absolutamente agobiante y claustrofóbica, la película de Montero trae reminiscencias a esa obra maestra del terror actual que es 'The Descent', en la que un grupo de amigas espeleólogas se perdían en la inmensidad de una gruta subterránea y debían hacer frente a sus demonios interiores y a los extraños habitantes humanoides de la misma. La cueva parte de la misma premisa, aunque dejando a un lado todo tipo de elementos externos a la psique humana y apostando por un terror psicológico puro y plenamente visceral. Y es que parafraseando a Charles Darwin, el ganador en la lucha por la supervivencia es aquél que mejor logra adaptarse a su entorno, cueste lo que cueste. Nosotros, público voyeur donde lo haya, devoradores de realities y miserias humanas televisadas, vamos a contemplarlo todo. Repito, todo.
Estupenda para pasar un buen mal rato.
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