Madre no hay más que una

Eduardo casanovas nos presenta su segunda cinta siguiendo la estética kitsch rosa mezclando con otros colores mas grises y oscuro.

La trama nos enseña la relación obsesiva maternofilial sobreprotectora de una madre con hijo enfermo El reparto es más que conocido de las películas del joven director, Ángela Molina desarrolla su papel de forma excepcional, está hecho a medida, el resto del reparto también es genial.

La trama comparativa con el régimen norcoreano está muy cogida con pinza y es puro relleno.

En resumen, Eduardo se nota más madure en sus películas sigue la estética Kitsch rosa que es ya seña de identidad del director, la trama es dinámica, entretenida y no te va dejar indiferente.