Sólo te pido una cosa, no me pidas que deje de beber

Esta increíble y maravillosa historia, demuestra que no hace falta gastar cantidades desorbitadas de dinero para hacer una película inolvidable y magnífica, cómo ocurriría trece años después con Slumdog Millionaire. Es una mezcla perfecta entre todos los aspectos de este filme, desde el guión, que no hay palabras para describirlo, hasta la interpretación de los personajes protagonistas, tanto Elisabeth Shue cómo Nicolas Cage realizan unas caracterizaciones impresionantes, lo hacen tan bien, que parece que esas sean sus vidas de verdad, sus respectivos papeles, les valieron a ambos sendas nominaciones a los Oscar, aunque el único que tuvo la suerte de levantar la preciada estatuilla dorada fue Nicolas Cage. Profundizando más en su papel, es sin duda el mejor de toda su carrera hasta el momento, y difícilmente le veremos una mejor interpretación en lo que le resta de ella, él convierte el personaje de Ben en suyo, se mete en su piel, se transforma en otra persona y finalmente consigue realizar un golpe maestro, en una interpretación que te deja sin aliento y sin respiración, y que sólo te deja llorar o aplaudir debido a lo emotiva que es la cinta. Algo que también te deja sin palabras, es lo bien rodada que está para el contexto que tiene, y para lo dramática que es, el cierto toque gracioso y de humor que hay en algunas escenas, que en vez de "destrozar" la película, la haga aún más extraordinaria. Para concluir diré que es una película muy recomendable de ver, realista, y que no se corta a la hora de enseñar todas las verdades de estos mundos.