Las cabras que fliparon con unos tíos que decían mirarlas

En la secuencia que, incluso aquéllos que no hayan visto la película pero sí el tráiler, intuyen que donde se ve a un George Clooney intentando hacerle algo a una cabra -y a fe que lo consigue- (creo que el bicho cayó fruto de una hipoglucemia); se resume ésta inclasificable cinta. Un film a medio camino entre lo surrealista del universo de los Coen: donde cohabitan individuos de dudosa moralidad, con otros de "pasaba por aquí"; con los más variopintos "personajes" de ésa América profunda (no iba a ser España la única con cosas profundas...); y un leit motiv que los aúna a todos o simplemente se dejan llevar y/o manipular (como "Quemar después de leer) caso del tándem Pitt-McDormand, aquí Clooney-McGregor.

Aderezado con una trama algo liosa y tramposa que huele a ecos de Syriana, con secuencias desérticas incluidas, como la de la escaramuza con los mercenarios, detención y presidio, que si uno las aísla, bien pudiese tratarse del entramado del film de Stephen Gaghan: aquí con la guerra de Irak de fondo, allí el petróleo, pero con la misma premisa: el control sobre las cosas y el poder (que no es lo mismo).

Noam Chomsky, escribió un libro: Poder y terror, en su descripción de la llamada "cultura del miedo y del terrorismo"; como también apuntaba el profesor Barry Glassner autor de "La cultura del miedo", en el documental del a veces demagogo, Michael Moore, en su (mi opinión) mejor trabajo: Bowling for Columbine. Un pueblo temeroso, es un pueblo controlable. Manipula a los medios, y tendrás el control, por ende poder sobre las masas.

Creo que las últimas décadas hemos asistidos cuán corderitos a semejante ultraje por parte de la clase política.

En el film del actor cómico, casi siempre en roles secundarios, Grant Heslov, pincela tal manipulación a través de un discurso lacónico, bien articulado, pero desaprovechado (daba para más mala baba) gracias a unos actores más que solventes, que en otros habría quedado en una mera caricatura.

Los personajes: frustrados y fracasados, se marcan un esnobismo en aras del reconocimiento social, bien sea en la vida muerta y dependiente del personaje de McGregor o la esquizofrenia-paranoide de los otros auto-proclamados caballeros Jedi: Clooney, Bridges y Specey, militares creyentes de poseer poderes mentales. Ahí es nada...

Asusta, el saber de la cierta veracidad de la historia. Del secreto a voces que siempre ha sido que los ejércitos y agencias gubernamentales -sobretodo de aquéllos lares-, han experimentado con la telequinética, telequinesis, la percepción extrasensorial, mediums (como el F.B.I, para resolver casos) o la pre-cognición, vista en el fim "Minority Report" de Spielberg, basado en el relato homónimo de Philip K. Dick. El film trata de explicar uno de esos supuestos episodios del ejército norteamericano, con unos infelices que llevan escritos en su rostro la palabra ignorancia.

El conjunto es un film de aprobado.De visionado rápido, con algunas escenas innecesarias y nada aclaratorias, que son contrarrestadas por lo divertido de otras, con momentos sublimes como toda la secuencia de transformación new age de Jeff Bridges, que más parecía una continuación del nihilista "El notas" del Gran Lebowsky o todas las de Clooney usando sus supuestos "poderes" con el cenit de la ya famosa escena de éste tumbando una cabra mentalmente: muestra ácida e irónica de la estupidez de estos tipos; o las del desierto con especial química con McGregor.

Un film que juega con lo políticamente incorrecto, que es más correcto de lo que cree, resuelto por esta pandilla de la América liberal simpática, que se nota han pasado un rato divertido rodándola, pero pare usted de contar. Lo dicho, habría que preguntar a las sufridas cabras, que piensan tras la experiencia, igual nos reíamos más...