Entrañable Cinta, Y Poco Más

Mr. Popper vive en una tranquila y pequeña ciudad americana llamada Stillwater. Allí nunca pasa nada. Quizá por eso se ha convertido en un soñador y en un especialista en temas del Ártico y de la Antártida, incluso podría decir el nombre de todos sus exploradores y qué fueron a hacer a los polos. Un día conversa, gracias a un programa de radio, con el almirante Drake sobre su expedición a la Antártida, y éste le dice que pronto recibirá una sorpresa... Lo que nadie podía suponer es que el almirante iba a enviar una caja con ¡un pingüino de la mismísima Antártida! La vida de nuestro protagonista cambiará radicalmente, y la aburrida vida en Stillwater se transformará en una fantástica y permanente aventura llena de pingüinos.

Podríamos calificar a "Los Pingüinos Del Señor Popper" como una película entretenida, para toda la familia, que innova en diferentes aspectos pero que, sigue con los mismos estereotipos. Sobre todo los protagonizados por Jim Carrey, que, aunque vuelve a dar la talla, siempre lleva esa marca de identidad propia: la estupidez, que no termina de abandonar en ninguna de sus cintas.

Una vez más las caras raras, las risas sin sentido y los gestos extravagantes forman parte del papel que interpreta Jim Carrey, que casi siempre viene a ser el de un adulto con algún tipo de problema increíble.

Por parte del resto de actores, destacar a Madeline Carroll, que, hay que decir, que vuelve a resultar como una niña creíble y sincera, con problemas de la adolescencia y con actitudes propias de dicha etapa.

En el lado contrario, aunque en menor grado que en otras producciones como las de la saga de Spy Kids, Carla Gugino vuelve a parecer una madre de cartón-piedra, que no lucha activamente por que se cumplan sus normas, como todas las madres del mundo, y que deja que la historia fluya poco a poco, de forma muy predecible.

Pero quizás estos fallos deban atribuirse al guión de Sean Anders, John Morris y Jared Stern, que al parecer no han logrado adaptar correctamente la novela de Richard Atwater y Florence Atwater.

La música es aceptable, dentro de lo que cabe esperar de esta cinta y los efectos, sobre todo los de los pingüinos están muy logrados, hay que felicitar por lo tanto a 20th Century Fox y Davis Entertaiment por alcanzar estas altas cotas en calidad visual.

Película por lo tanto de 5/10, uno de los más raspados de todos pero, en definitiva, salvada por algunas actuaciones y por la mano del director Mark. S. Waters, que, siempre deja su huella en sus trabajos, y por suerte para el espectador, esa huella es permanente.

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