
Magia en París
Sin spoilers
Estamos ante uno de esos regalazos que de vez en cuando nos da el cine. Woody Allen convierte su película en magia en esta maravilla. Seguramente no es tan trascendente ni tan profunda como otras películas suyas, aunque tiene su mensaje, ni tan humorística o graciosa como otras cuantas, pero aquí logra tocar el cielo en un París de postal retratado para turistas, un París con todos los topicazos posibles, con la Torre Eiffel casi siempre presente, con Versalles, con Montmartre y con todas las demás obligadas visitas de una guía de viajes, eso sí, plasmadas con un cariño que se casi se puede tocar. Se siente que Woody Allen ama París. ¡Si hasta sale Carla Bruni!
Esta es una de esas críticas en las que no se puede contar nada del argumento sin cargarte la película, el espectador tiene que ir virgen si quiere disfrutar por completo de la ilusión en la que te sumerge.
Claro que este París no es un regalo para todo el mundo. Me temo que la gran mayoría puede considerar esta obra como uno de los mayores coñazos, con perdon, de la historia del cine. El espectador, además de gustarle Woody Allen, necesita una gran dosis de cultura para no perderse en las sorpresas de la historia y para que le importen y se interese por las peripecias de los "personajes invitados", todos ellos bien definidos con cuatro pinceladas (geniales los rinocerontes de Adrien Brody). No es que haya que ser un pedante para disfrutarla por entero, pero me temo que un devorador de tele 5 no va a sacar mucho provecho de las mediasnoches parisinas que nos proponen aquí.
Es una película que destila encanto a pesar de sus defectos o, quizás, debido en gran parte a ellos:
No sólo el París que aparece fotografiado con devoción de turista es tópico, también lo son la mayoría de los personajes.
La relación entre el escritor y su novia estadounidense es casi caricaturesca. El insufrible amigo intelectualoide es un puro esperpento, la mujer de éste es prácticamente inexistente como personaje, los padres son una acumulación de tópicos del americano rico.
Todo esto no lastra la película, al contrario, todo confluye para darle un aire de cuento, para dar lugar a que la más encantadora "realidad" empiece a partir de la medianoche. Ve la peli y lo entenderás.
Destaco también la interpretación de Owen Wilson y de Marion Cotillard. Woody Allen demuestra que Wilson puede interpretar algo más que patochadas, y la Cotillard trasciende y fascina en su papel de musa más allá del tiempo.
Y algo más, el cartel me parece uno de los más conseguidos de las últimas décadas de la historia del cine americano.
Id a verla, y a disfrutar de la magia, y de la lluvia...
Críticas de los usuarios