
Franquicia: Rescatada
Sin spoilers
Siempre denunciamos la tremenda predisposición de la industria hollywoodiense a la hora de alargar sagas que parecía que no darían para más, con secuelas y precuelas insufribles. Sin embargo, aunque parezca mentira, hay algunas que se salvan, e incluso logran salir bien paradas. Es el caso de Misión: Imposible.
En esta ocasión, Ethan Hunt y su equipo volverán a aceptar una misión en la que no faltarán las traiciones y las sorpresas, y tendrá como protagonistas a un antiguo conocido y grandes cantidades de plutonio en una auténtica lucha contrarreloj.
Dado que en verano las salas suelen llenarse de morralla cinematográfica, si encontramos algún producto que entretenga durante gran parte de su metraje habremos hallado un tesoro. Misión Imposible: Fallout cumple con dicho cometido, aunque sea poco más que eso. La película lo intenta demasiado y, paradójicamente, acaba resultando menos magnética y espectacular que su predecesora. Y es que Misión imposible: Nación secreta supuso una sorpresa mayúscula, y una inmediata reconciliación para todos aquellos que ya habíamos perdido el interés en la saga. Ahora, sigue habiendo algunas buenas coreografías y escenas interesantes por cortesía del tobillo de Tom Cruise, aunque no estemos ante una obra tan redonda. Poco más se le puede pedir a una cartelera en la que suele resultar imposible encontrar oro entre tanto bronce.
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