
Fusión matemática del Disney clásico y el moderno
Sin spoilers
Después del éxito absoluto de 'Frozen: el reino del hielo' y 'Zootrópolis', Disney demuestra que sigue en racha con 'Vaiana', el nuevo clásico animado de la Casa de Mickey. La película está dirigida por Ron Clements y John Musker, los responsables de dos de los clásicos más importantes de la Disney, 'La Sirenita' y 'Aladdin'. Y se nota, vaya si se nota.
La historia de 'Vaiana' tiene todos los ingredientes y lugares comunes que conforman la fórmula mágica de Disney: una princesa que vive en una comunidad cuadriculada y desea salir a vivir su propia aventura, un adorable "sidekick" animal, la muerte de un familiar, el compañero de viaje reacio que acaba haciéndose amigo de la protagonista, y los números musicales. Pero a su vez, el film hace gala del espíritu moderno y reformulador de los últimos títulos de Disney, prescindiendo del elemento romántico, dando un giro a la historia del "villano" y presentando a una nueva princesa aventurera con espíritu resolutivo, independencia e iniciativa propia (por no hablar de sus proporciones físicas más reales, lo cual se agradece), que además es la primera protagonista disneyana de la Polinesia, lo que contribuye a seguir aumentando la diversidad en Disney.
'Vaiana' es una película Disney infalible, un trabajo visualmente portentoso, con una animación que quita el aliento (esas texturas de la piel, ese pelo, esos paisajes naturales de Oceanía) y algunas de las mejores canciones que nos ha dado el estudio en los últimos años (cortesía del omnipresente Lin-Manuel Miranda, creador del fenómeno de Broadway 'Hamilton'). Pero no todo va a ser bueno, en sus insistencia por permanecer fiel al férreo estilo Disney, 'Vaiana' juega demasiado sobre seguro y nos cuenta una historia excesivamente convencional.
Claro que ese déjà vu precisamente forma parte de la propuesta. Con 'Vaiana', Disney se está reafirmando una vez más en lo que mejor sabe hacer, y aunque no aporte mucho a su canon, es indudablemente reconfortante volver a sentarse en el cine a ser deleitado por otra de sus clásicas aventuras musicales.
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